Se dijo de ESG, sostenibilidad y medioambiente esta semana

Empresas norteamericanas reaccionan contra las políticas ESG

  • En su columna de opinión en un medio de comunicación, el académico de la ESE Business School de la Universidad de Los Andes, Pablo Halpern, se refiere a la creciente oposición en los EE.UU. de empresas que se resisten a las demandas de información medioambiental.

El autor hace mención de un reportaje del Washington Post en el que el CEO de BlackRock, Larry Fink, argumentó que ya no utiliza el término ESG (Environmental, Social, and Governance), pues éste se ha politizado; que la politización del ESG se ha vuelto extrema, y que el sector empresarial está tironeado por los extremos del espectro político.

Greenwashing v/s Greenhushing

El problema se ha centrado en la obligación de las empresas de informar sobre sus metas y logros medioambientales, situación sobre la que diferentes organizaciones sin fines de lucro que promueve la sustentabilidad, han acusado que sobre el sesenta por ciento de los logros medioambientales declarados carecen de veracidad, generando lo que se ha dado en llamar un  greenwashing que lleva a una percepción engañosa de compromiso con la sostenibilidad.

Ante estas acusaciones, muchas empresas han reaccionado con un greenhushing, cuyo significado se refiere a la práctica de evitar comunicar sus metas y logros medioambientales, incluso cuando son genuinos.

Normativas gubernamentales

Se señala que los gobiernos están respondiendo a la problemática del greenwashing promoviendo normativas que penalizan a las empresas por informar sobre logros ecológicos sin respaldo científico.

Dilema de las empresas

De acuerdo a lo que se menciona, las empresas se encuentran en una posición complicada debido a las tensiones políticas y a las demandas de ambos extremos del espectro político, en relación con el cambio climático y cuestiones sociales.

ESG: jueces enjuiciados

  • En su columna de Opinión en un medio de comunicación, Juan Ignacio Eyzaguirre se refiere a las exigencias ESG (Environmental, Social, and Governance) como criterios que se han convertido en un factor importante para legitimar a empresas, CEOs y directorios como «limpios», «verdes» o «sustentables».

Destaca que los ratings ESG, que miden el compromiso de las empresas con aspectos ambientales, sociales y de gobernanza, tienen un gran poder e influencia, ya que afectan la elegibilidad de las empresas para acceder a fondos sustentables por un valor significativo.

Críticas a las agencias de ratings ESG

Mencionan que, sin embargo, las agencias de ratings ESG están mostrando  tres problemas relevantes para emitir calificaciones confiables:

  • conflictos de interés,
  • concentración en unas pocas agencias dominantes; y
  • discrepancias entre la percepción de estos ratings y la realidad de las empresas.

Ante esta realidad, con el objetivo de aumentar la transparencia en este proceso, países europeos está intentando separar las agencias de ratings de las consultoras que ofrecen servicios para mejorar sus puntajes.

Desafío de medir el bien

El autor plantea la complejidad de medir el bien lo que hacen las empresas respecto a las ESG, ya que definir lo que es «bueno» es fundamentalmente difícil, y medirlo puede ser una misión imposible.

Sugiere que el mundo político, regulador y empresarial debería reflexionar sobre las señales de lo que ha sido el ascenso y rápido declive de las ESG.

Opositores

Entre éstos, Eyzaguirre hace mención de Larry Fink, CEO de BlackRock, que ha dejado de mencionar el acrónimo ESG; y de Elon Musk que ha sugerido públicamente que «trabajar duro para producir los bienes y servicios para nuestros hermanos humanos es fundamentalmente bueno«, en lugar de centrarse en métricas ESG.

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