Resiliencia, el valor clave que superó la pandemia

  • La pandemia de COVID-19 trastornó nuestras vidas y cambió el modelo social y económico del mundo, tal cual lo conocíamos.

Hemos vivido en menos de 4 años una situación excepcional que modificó nuestros hábitos laborales y familiares de una manera drástica y radical; introdujo nuevas formas de gestionar el tiempo y de entender las relaciones en el trabajo y en el hogar.

La reclusión obligatoria, el aislamiento, la convivencia forzosa, el teletrabajo, el temor a cualquier posibilidad de contagio; en algunos casos superar la enfermedad e incluso la hospitalización, y en otros más amargos, sufrir la pérdida de un ser cercano y querido.

Demasiada tensión, demasiada incertidumbre por un período tan prolongado.

Concluida, según la OMS, la infección como pandemia, hoy vemos el mundo de manera distinta, las cosas ya no son como solían ser. Hemos tenido que adaptarnos a una nueva normalidad.

¿Cómo ha sido posible atravesar el período, adaptarse y sobreponerse al estrés prolongado impuesto por el coronavirus? Viviendo el valor de la Resiliencia.

Resiliencia

Resiliencia, que es sinónimo de decisión y entereza, es la capacidad y habilidad de  las personas -y también de las organizaciones- para gestionar la incertidumbre y la tensión prolongadas de manera activa y positiva.

Es la cualidad de ver en las amenazas, en el infortunio y en cada revés que obstruye nuestra trayectoria hacia la superación, un desafío a vencer y una oportunidad de  fortalecernos como personas.

La resiliencia es un valor personal que engloba múltiples factores familiares, culturales e incluso físicos. Hay rasgos del carácter y del aprendizaje social que predisponen a la resiliencia, pero hay también un conjunto de comportamientos que se pueden aprender de manera natural y que afianzan la resiliencia.

Autoconocimiento y autoconfianza
  • Conocer las propias fortalezas y debilidades, que ayuda a proponerse metas realistas y a identificar las emociones positivas y negativas que condicionan el creer en uno mismo y superarse.
Empatía y sociabilidad
  • Tener la capacidad de entender y de establecer vínculos afectivos con otras personas, creando relaciones saludables que permitan integrar redes emocionales sanas en las cuales apoyarse.
Positividad y humor
  • Mantener una visión positiva buscando el lado bueno y jovial ayuda a afrontar las situaciones adversas, sin angustias ni pesimismo.
Flexibilidad
  • Sin perder la claridad de los objetivos ni la perseverancia para alcanzarlos, tener la suficiente flexibilidad para adaptar los planes y modificar las metas cuando es necesario.
Tolerancia
  • Saber controlar el malestar que produce la tensión, el estrés, la frustración y la incertidumbre.
Creatividad
  • Ser capaz de transformar una experiencia dolorosa en algo útil o incluso bello.
Vivir en el presente
  • Fortalecer el hábito de vivir el aquí y el ahora. Ocuparse de hacer bien, lo que corresponde hacer. No preocuparse por lo que hipotéticamente podría ser ni  enredarse en el recuerdo de lo que pudo ser. Ejercitar la capacidad de aceptación.
Meditar
  • Relajar el cuerpo, serenar el corazón y aquietar la mente. No tomar decisiones presionadas por el temor, por el deseo o por la urgencia.

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