Que el ocio y la productividad no se mezclen en la era digital
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En una época en que computadores y teléfonos concentran gran parte de nuestras vidas, delimitar la frontera entre trabajo y descanso se ha vuelto una necesidad.
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Acá algunos tips para que tus momentos productivos y creativos no se hundan entre videos de gatos, memes, Twitter, Facebook y tutoriales de YouTube
Los datos provienen de un estudio de Hootsuite (plataforma para gestionar redes sociales) y We Are Social (agencia de marketing digital). Ambas empresas se unen todos los años y preparan un informe anual sobre consumo digital en el mundo.
Y así, entre otras cosas, el informe del 2019 (que se puede revisar acá) muestra que a la fecha el 57 por ciento de la población mundial está conectada a Internet.
Y que el usuario promedio pasa más de 6 horas al día conectado; es decir, un cuarto del día. Y algo más: este 2019 los que usamos Internet pasaremos más de 1.200 millones de años online. Una cifra que por supuesto seguirá en alza y que continuará modificando nuestros hábitos.
De esa forma, en una época en que ocio y trabajo conviven en nuestros computadores y teléfonos, la frontera entre lo uno y lo otro se vuelve, a ratos, indisoluble. Productividad y creatividad se cruzan con el ocio y el tiempo de descanso.
Y esto ha creado ansiedades tanto laborales como personales. En base a eso, a continuación cinco maneras para ayudarte a cuidar la productividad y creatividad en los tiempos de la era digital.
El autocontrol
Es verdad: buscar en Internet una cura al mismo mal que este produce puede que suene contradictorio. Pero a veces el remedio a la enfermedad está en la misma enfermedad. Por eso existe SelfControl (Autocontrol), una aplicación gratuita que ayuda a evitar webs o aplicaciones que te distraigan.
Uno agrega los sitios que desea mantener lejos (redes sociales, web de noticias, etc.) y predetermina un período de tiempo. Entonces hasta que la alarma suene no se podrá acceder a los sitios seleccionados, esto incluso si reinicia la computadora o se elimina la aplicación.
Zonas libres de tecnología
Ya se usan en Silicon Valley, la cuna de todas las distracciones de esta época. Y bueno: si en la cuna de la tecnología tienen Technology-Free Zones por algo será.
Las Technology-Free Zones son zonas libres de tecnología; es decir, espacios donde las pantallas están prohibidas. Aquellas zonas no solo se están implementando en empresas, o hasta cafés y restaurantes, sino que incluso terapeutas también las recomiendan para casas y familias (especialmente los dormitorios; estos se deben intentar mantener sin muchas distracciones.)
Paseos sin teléfono
Según este estudio de la International Data Corporation (financiado por Facebook), en Estados Unidos cuatro de cada cinco usuarios revisa sus teléfonos dentro de los primeros 15 minutos de despertarse.
Y, entre estas personas, casi el 80%, antes de hacer cualquier otra cosa, busca su teléfono, incluso antes de desearle buenos días a su pareja. Hoy incluso hay un nombre para la adicción a los teléfonos: nomofobia. Y de ahí que otra de las tácticas usadas –en Silicon Valley y otras grandes compañías– es que las personas que trabajen todo el día conectados se tomen unos momentos “off-screen”, o sin pantallas, antes de comenzar la jornada laboral.
De hecho, lo recomendable es hacerlo luego de desayunar: salir a dar una vuelta por la cuadra, o una breve caminata por donde sea (mientras sea sin teléfono), ayudará a la creatividad y productividad.
La regla de los 20 minutos
Hace poco una portada de la revista Atlantic lo resumía así: “¿Google nos está haciendo estúpidos? Lo que Internet le está haciendo a nuestros cerebros”. Y con aquel título por supuesto el artículo no era muy alentador: en la era de la fragmentación los momentos de concentración se han reducido.
Hoy cuesta leer novelas que años atrás, para otras generaciones, eran divertimentos; e incluso escuchar un disco de corrido es un desafío, ya que no hay mucha paciencia y si a uno no le gusta una canción YouTube y Spotify ofrecen muchas otras opciones. Por eso que la técnica llamada pomodoro ha vuelto a la palestra.
Esta técnica (desarrollada por Francesco Cirillo, a fines de la década de 1980) se usa para mejorar la administración del tiempo con un temporizador; sí, ese mismo con forma de tomate o manzana que se usaba –antes de que los teléfonos se volvieran alarmas– en las cocinas.
La idea es dividir el tiempo de trabajo en intervalos indivisibles, llamados pomodoros (o tomate en italiano), de 25 minutos de actividad, seguidos de 5 minutos de descanso, con pausas más largas cada cuatro pomodoros.
No se puede ser productivo todos los días. Según Scott Barry Kaufman y la psicóloga Rebecca L. Mcmillan, ambos autores del artículo Ode To Positive Constructive Daydreaming (o soñar constructivamente), la gente trabajólica es la menos creativa ya que su ritmo de trabajo, finalmente, es tan plano como sus horas de trabajo. O en otras palabras: a veces las mejores ideas llegan cuando estamos relajados. No cuando estamos en modo de trabajo. Así, perder el tiempo sin preocuparse de que se está perdiendo el tiempo puede resultar una herramienta.
Insertar pequeñas capsulas ociosas para ver videos de YouTube, o fotos de gatos y perros, no tiene nada de malo (de hecho, es recomendable siempre tener a mano una agenda para anotar ideas). Esto es lo que se podría considerar “constructive daydreaming” (o soñar constructivamente). El problema es cuando el ocio se convierte en una forma de escape total. Ahí, según aquel mismo estudio, es necesario delimitar los espacios de trabajo versus los de relajo.
Fuente: La Tercera
Fecha: 03-10-2019