Piden diferenciar los permisos para plantas de desalación a pequeña escala de las grandes
- Desde hace dos años que Ivo Radic, gerente general de VIGAflow, -firma chilena de soluciones sustentables para el agua- es representante de la Asociación Latinoamericana de Desalación y Reúso de Agua (Aladyr) en Chile. Con ambos sombreros, le ha tocado evangelizar sobre el potencial de las plantas desaladoras a pequeña escala para abastecer a comunidades de pocos habitantes.
Radic señala que la tramitación de los proyectos es una barrera para el desarrollo de esta industria, pues al no diferenciar las plantas grandes de las pequeñas, están obligados a solicitar los mismos permisos para operar, tanto si se trata de una planta de 500.000 litros/segundo, como de una pequeña de 10.000 litros/día.
Si bien existe un proyecto de ley que busca regular el uso de agua de mar para desalación -hoy en primer trámite en el Congreso-, hasta ahora no existe una legislación clara. El ejecutivo comenta que actualmente los proyectos –independiente del tamaño- deben solicitar una concesión marítima a la Armada, la que puede tardar tres años, y realizar una pertinencia al Servicio de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA), el que determina si requiere una Declaración de Impacto Ambiental (DIA).
Radic plantea que en un contexto de megasequía como el que vive el país, las plantas desaladoras de pequeña escala podrían resolver la escasez hídrica de comunidades con pocos habitantes, pero el nivel de tramitación para este tipo de soluciones no respondería al escenario de urgencia. “Para las plantas pequeñas debiera bastar con una pertinencia y verificar con la Armada si es necesario una concesión marítima”, sostiene.
Agua para caletas
Radic comenta que en 2017, la Subsecretaría de Pesca (Subpesca), con el fin de fomentar la actividad productiva de pescadores sin acceso a agua potable, licitó la instalación de 18 plantas desaladoras solares a pequeña escala para caletas desde las regiones de Tarapacá hasta Los Lagos. La empresa VIGAflow se adjudicó la instalación de 11 de ellas, entre Caldera y Chiloé.
El ejecutivo dice que estas plantas que caben en un container de 20 pies (6 mts), que producen 10.000 litros/día y abastecen hasta 100 personas, pueden ser la solución para dotar de agua potable a localidades costeras que no tienen acceso al recurso. “Son caletas de diez, 20, 100 o 150 personas, que están totalmente aisladas y sin ninguna opción de tener agua, porque no alcanzan a entrar en la lista de prioridades del Agua Potable Rural (APR), es muy poca gente”, sostiene Radic.
Explica que la Subpesca seleccionó las plantas y los proveedores potenciales, y tras adjudicar la licitación, les entregó los recursos directamente a los sindicatos de pescadores para comprar la planta. De esta forma, se transforman en propietarios, pero deben encargarse de la mantención y operación posterior del proyecto.
Un ejemplo concreto, dice, es la planta de 10 metros cúbicos /día que instalaron hace tres años en la caleta de Quintay, en la Región de Valparaíso, para inyectar agua al APR y paliar la falta del recurso. “Les ha cambiado la vida y quieren instalar una mucho más grande de 48 metros cúbicos /día”, sostiene el ejecutivo.
Consultado por los permisos asociados a estos proyectos, comenta que fue expedito, lo que se puede tomar como “un precedente” de manera que otras instituciones lo repliquen.
“Los permisos debiesen simplificarse tomando en consideración los proyectos, el impacto. Las autoridades y algunas empresas debieran ponerse de acuerdo en instalar plantas donde ya hay concesiones marítimas como una medida inmediata”, señala.
Respecto de las críticas a las plantas de desalinización por la salmuera que retorna al mar en un mismo punto, dice que “hay mucho desconocimiento”: “Cuando haces una mega planta y devuelves la salmuera en el mismo punto vas a tener algún grado de afectación en ese lugar, pero si se hace con sistemas de difusión (ramificación), la salmuera se diluye tan rápido, que a unos pocos metros de la salida es imposible medir una diferencia de salinidad, el efecto es menor”, sostiene.
Para ejemplificar, comenta que en Israel se extraen 23.000 lts/seg., lo que significa que en una costa de 170 kilómetros devuelven al mar 170.000 toneladas de sal al día, “y nadie los critica, los admiran por resolver el problema del agua”, asegura.
Proyecciones
La empresa tiene 460 plantas – de potabilización, desalación y agua de proceso-, instaladas en Chile, y de ellas, el 10% corresponde a proyectos de desalinización.
Radic proyecta que este año la firma crecerá 30% respecto de 2019, y específicamente en el área de desalación, estima duplicar los resultados del ejercicio anterior, principalmente por el contexto de escasez hídrica.
El ejecutivo adelanta que están en conversiones con agricultores de Petorca, en la Región de Valparaíso, para instalar plantas a pequeña escala que permitan regar los cultivos y que dejen un porcentaje relevante para la población. “Tenemos conversaciones avanzadas, pero la duda es si nos van a dejar instalar las plantas a un costo y plazo de tramitación razonable. Estamos buscando a las autoridades que tienen que ver con los temas”.
FUENTE: MINERIACHILE