Medianas mineras piden flexibilidad y medidas que permitan impulsar el sector

  • Representantes de tres de las principales empresas del sector fueron entrevistados por «El Mercurio» para exponer los desafíos del sector.

Reclaman cada vez mayor complejidad para obtener permisos.

Se trata de una veintena de empresas que cuentan con negocios anuales por más de US$ 2.600 millones, y que se estima son responsables de entre un 5% y un 7% de la producción minera del país.

  • No se distingue tamaños, no hay claridad, no se toma en cuenta en la normativa ambiental, donde seguimos respondiendo con una regla de medición hecha para las grandes compañías”. Cristián Argandoña, Gerente General de Las Cenizas.
  • “Si hubiera condiciones que faciliten este encadenamiento con los permisos, este es un sector que pudiese ser 3-4 veces más grande, pero el problema es que los proyectos te llevan diez años». Sebastián Ríos, Gerente General de Pucobre.
  • “Nosotros compramos minerales a terceros de distintos tamaños, incluyendo a pequeños mineros que tienen una actividad económica a través de los poderes de compra». Mauricio Alamo, Presidente Ejecutivo de Cemin.

En un país en el que operan las principales mineras del mundo, existe un segmento que poco a poco se busca abrir paso, se trata de la mediana minería, en la que se identifica a faenas con una producción de menos de 50 mil toneladas anuales.

Se trata de una veintena de compañías que si bien están lejos de lo que producen las grandes mineras, en comparación con cualquier empresa del país sería considerada como de gran tamaño. Por ejemplo, se estima que, actualmente, son responsables del 5% de la producción del país, que emplean a unas 27 mil personas, y que representan exportación por más de LIS$ 2.600 millones al año.

No obstante, pese a su menor tamaño, estas mineras deben cumplir con los mismos estándares que se exige a la firmas grandes, tanto en seguridad como en permisos, lo que, advierten desde el sector, dificulta cada vez más el desarrollo de nuevos proyectos.

«En este escenario se presenta una serie de desafíos y complejidades que, producto de las normativas actuales, van generando mayores dificultades, por lo que creo que este es un segmento que tiene una vulnerabilidad respecto de las condiciones normativas que el país está imponiendo desde hace 10-15 años. No se distingue tamaños, no hay claridad, no se toma en cuenta en la normativa ambiental, donde seguimos respondiendo con una regla de medición hecha para las grandes compañías», señala el gerente general de Minera Las Cenizas, Cristián Argandoña.

Y es que, según explican los protagonistas de esta industria, los proyectos que se desarrollan tienen una vida útil mucho más reducida, por lo que constantemente deben tramitar permisos ante las autoridades ambientales, los que son cada vez más complejos de obtener.

«Esto se suma a que normalmente la gran minería trabaja con mayor certidumbre, que permite que las desviaciones de los proyectos sean menores, en cambio la mediana minería trabaja con menos información, por lo que hay más imprevistos, los que nos hacen volver a entrar al sistema, y ese es el entorno regulatorio que nos afecta igual a todos y que no se adapta a este segmento», añade Mauricio Álamo, presidente ejecutivo de Cemin Holding Minero.

Es por esta situación que desde las empresas del sector señalan que es urgente que la autoridad dimensione la realidad de este sector, con empresas que, por ejemplo, pueden llegar a mover una cantidad de mineral en un año, similar a la que realiza una gran faena en un par de días.

«Obviamente, queremos cumplir con todas las normas y regulaciones, pero si queremos que sea viable en el tiempo, se tiene que adecuar a la realidad que es para un yacimiento pequeño subterráneo. No puedo hacer toda la inversión el día uno, porque no es viable, muchos yacimientos son subterráneos, por lo que es imposible reconocerlos por completo desde el día uno, como ocurre con los rajas abiertos», asegura el gerente general de Pucobre, Sebastián Ríos.

En ese sentido, destacan que ya se han visto ejemplos en los que la normativa se ha logrado ir adaptando a la realidad de este tipo de empresas, como ocurrió con la ley de cierre de faenas, o con el proyecto de royalty, en el que aquellos productores de menos de 50 mil toneladas no estarán afectos al nuevo esquema tributario que tendrá dos componentes: uno ad valorem, es decir, sobre las ventas anuales de cobre; y otro sobre el margen minero, que es la renta minera ajustada.

Ventajas

Ante la falta de nuevos proyectos grandes, las estimaciones de los expertos apuntan a la aparición de cada vez más iniciativas de tamaños más acotados, que van a ser los responsables de mantener la industria con altos niveles de producción.

«Si hubiera condiciones que faciliten este encadenamiento con los permisos, este es un sector que pudiese ser 3-4 veces más grande, pero el problema es que los proyectos te llevan diez años. Lo que pasa es que, siendo una empresa grande, en minería somos pequeños comparados con los gigantes que operan en Chile, pero cuando uno ve la reputación de estas empresas en sus propias localidades es muy buena, hay apego, porque la gente ve que son un motor del desarrollo«, asegura Sebastián Ríos.

En esa línea, también se destaca la capacidad de adaptación que tienen estas faenas a períodos de bajos precios, aunque muchas veces esos cambios de planes, que incluyen modificar las zonas desde donde realiza la extracción, requiere de nuevos permisos.

«Hay otra característica de este segmento que tiene que ver con el encadenamiento productivo. Es mucho más frecuente que en la gran minería el abastecimiento de minerales por medio de otros proveedores; nosotros compramos minerales a terceros de distintos tamaños, incluyendo a pequeños mineros que tienen una actividad económica a través de los poderes de compra que ofrece este segmento y que da un empleo formal a esas personas», explica Mauricio Álamo.

Es por eso que apuntan a un mayor rol de fomento por parte de la Enami, buscando impulsar el trabajo colaborativo entre compañías de distintos segmentos, para poner en marcha propiedades mineras que hoy no están siendo explotadas.

«La mirada de armar un buen cluster en el segmento tiene que ver con que los pequeños tengan acceso a los medianos, y los medianos a los grandes, para generar una movilidad. Siempre se reclama que la propiedad minera está capturada, creo que una manera de ponerla en juego es dando acceso a pequeños mineros, como una exploración temprana, donde pueda existir espacio para una pequeña labor, eso genera mucha movilidad», sostiene Cristián Argandoña, quien de todos modos advierte que existe vulnerabilidad de parte de varias de estas empresas, «que si no hay una intervención y no hay una mirada urgente del tema normativo, tiene los días contados».

 

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