En un ambiente marcado por mayores demandas sociales, negociaciones colectivas de la minería romperán récord en 2020

  • 17 empresas grandes y medianas tendrán que renovar 34 contratos colectivos, superando el peak de 33 procesos registrados en 2018:
  • Las negociaciones involucrarán a 10.200 personas agrupadas en 29 sindicatos de operadores y 5 de supervisores.

Pese a que este año han tenido poca aceptación por parte de los sindicatos, las compañías seguirían tratando de anticipar las negociaciones. Codelco, Antofagasta Minerals y Anglo American liderarán en número de tratativas, en las que se anticipa que el foco de la discusión saldrá de los millonarios bonos de término de negociación y se centrará en los beneficios de largo plazo.

"Mucha gente cree que somos millonarios. Sí, somos privilegiados dentro del sistema porque ganamos un sueldo que escapa de la renta promedio de los trabajadores, pero nuestras necesidades no son muy diferentes a las del resto, por eso aunque ya tenemos una fórmula para encarar esta negociación colectiva, evidentemente las prioridades se mantienen: remuneraciones, mejoras en las condiciones de trabajo, salud, educación y vivienda. Esos son los pilares no solo para los trabajadores mineros, sino que para la sociedad en general, porque el costo de vida en un país que está privatizado es muy alto".

Estas palabras del presidente el Sindicato de Trabajadores de Collahuasi, Felipe Román, sintetizan el contexto en el que se darán las negociaciones colectivas que la minería enfrentará el próximo año. De acuerdo con datos de la consultora Plusmining, son 34 los contratos colectivos de faenas ligadas a 17 empresas de la gran y mediana minería que deben ser renovados durante el próximo año. Este número marcará un récord frente al peak de 2018, cuando los convenios que vencieron fueron 33.

Si este año y el anterior la atención estuvo puesta en lo que sucedería en las negociaciones de operaciones emblemáticas, como Chuquicamata de Codelco y Escondida de BHP, todo indica que los procesos de 2020 estarán marcados por el ambiente social que se vive en el país y que está marcado por mayores demandas sociales, y porque será un año electoral. Esto vendrá a sumarse a las presiones de más productividad, menores costos e incertidumbre comercial que la industria arrastra.

Según las estimaciones de Plusmining, las negociaciones de 2020 involucrarán a 10.200 personas agrupadas en 29 sindicatos de operadores y 5 de supervisores que se desempeñan en 30 minas, una fundición y dos casas matrices. Las compañías socias del Consejo Minero, el gremio que agrupa al segmento de la gran minería, tendrán 22 procesos. Codelco y Antofagasta Minerals liderarán por número de negociaciones, con cinco cada una, y les sigue Anglo American con cuatro -el más importante en Los Bronces-. Por número de trabajadores destacan los procesos de las minas Collahuasi -con casi 1.500-y El Abra de Freeport-McMoRan -con poco más de mil operadores-.

"En términos de intensidad, la situación es igual a la de 2018, pero la reflexión es que hace dos años había muchas expectativas de conflictividad que no se materializaron; salvo casos aislados, no hubo mayor conflictividad, pero esta gran concentración de procesos plantea la pregunta de si ese ambiente de paz y tranquilidad volverá a repetirse o podríamos ver algo distinto", plantea el director ejecutivo de Plusmining, Juan Carlos Guajardo.

Agrega que Codelco tiende a marcar la pauta para la industria y en los últimos años en sus negociaciones ellos se concentraron en tratar de mantener las relaciones laborales sin conflicto y que, más allá de la situación puntual de Chuquicamata, donde este año se llegó a la huelga, esto debería mantenerse especial¬mente ante el complejo momento financiero que enfrentan, derivado del empeoramiento de las condiciones del mercado y de sus operaciones. Este proceso ahora liderado por Octavio Araneda como presidente ejecutivo -dice Guajardo- implicará moderar las expectativas de la negociación y encauzarla hacia los desafíos de mediano y largo plazo, que pasan por aumentos de productividad y la adaptación de la organización interna a los cambios tecnológicos que esto requiere de una manera no confrontacional. Esta debe¬ría ser la actitud de las empresas en general, asegura.

"La gran minería es una industria cíclica. Por esta razón las negociaciones colectivas se deben desarrollar con altura de miras, bajo un contexto donde prime la sensatez, la apertura al diálogo y una visión hacia el lago plazo, siempre teniendo en cuenta la sostenibilidad de la industria", comentan en el Consejo Minero.

''Habrá una pugna por distribuir la mayor riqueza derivada de los aumentos de productividad''

Aunque el rechazo tiende a ser la primera reacción de los trabajadores ante el cambio tecnológico de la minería -donde la inteligencia artificial y la automatización tendrán un papel importante-, los sindicatos están preparándose para incorporar estos conceptos en las negociaciones colectivas, así lo comenta el dirigente de Collahuasi, mientras que el abogado Felipe Ossandón, socio del estudio Desarrollo y Trabajo, que asesora a sindicatos mineros en negociaciones colectivas, precisa que la forma en que las mineras compartirán con sus trabajadores los beneficios derivados de este cambio de paradigma en las operaciones será uno de los "nudos" que tendrán los procesos del próximo año.

"En medio de la incertidumbre comercial que enfrentan las empresas y ya habiendo completado un ciclo de negociaciones colectivas tras el fin del superciclo de precios, los sindicatos se están concentrando en defender los contenidos permanentes de los contratos y ha habido retrocesos en los bonos de cierre de negociación. Lo que viene en minería es una apuesta de las empresas por generar una mayor productividad, y con eso habrá una pugna por distribuir la mayor riqueza derivada de esos aumentos de productividad, donde los trabajadores también tienen el derecho de participar", postula Ossandón.

Guajardo acota que en este escenario sería pertinente pensar en acuerdos laborales que excedan los períodos de dos o tres años de vigencia de los contratos colectivos, y que apunten a objetivos a alcanzar en períodos más largos.

Y aunque en privado las empresas comentan que seguirían tratando de anticipar las negociaciones, pese a que este año han tenido poca aceptación por parte de los sindicatos que han preferido llegar a la negociación en los plazos reglados por la normativa, posición que a juicio de Diego Hernández, presidente de la Sociedad Nacional de Minería {Sonami), se mantendría debido a la desfavorable coyuntura de precios del cobre, el presidente del sindicato de Collahuasi agrega que esto dependerá de lo que las empresas estén dispuestas a poner sobre la mesa.

El bono de término de negociación {BTN) es el factor que concentra la atención pública en torno a las negociaciones mineras. Sin embargo, la estimación es que las millonarias cifras entregadas hace unos años ya no volverán, y un ejemplo de ello son los $14 millones en beneficios totales que Codelco entregó a los trabajadores de tres sindicatos de Chuquicamata en junio pasado.

Sin embargo, fuentes del sector dicen que los $21 millones de pago efectivo total de Antofagasta Minerals a los supervisores de Pelambres, la mayor de sus operaciones, marca un difícil precedente para lo que vie¬ne, aunque Guajardo advierte: "Al mirar los números con frialdad, la industria está como en los años bíblicos, cumpliendo ahora siete años de vacas flacas, todos los indicadores financieros de las compañías están bajos. Por eso creo que la tendencia de bonos acotados podría mantenerse".

A juicio de los sindicatos, existe una especie de acuerdo entre las empresas para fijar un rango de BTN. "Las empresas del Consejo Minero se ponen de acuerdo en la proporción que destinarán a bonos para los trabajadores. Nosotros producimos casi 600 mil toneladas anuales y en 2017 recibimos un BTN de $14 millones, y Lomas Bayas, que produce mucho menos y con bajas leyes, recibió un bono similar. Los BTN responden a una escala de la industria, no así los sueldos y los otros beneficios de los contratos", asegura Román.

Hernández, en tanto, insiste en que la situación de las empresas es tan ajustada que es muy probable que los resultados que tengan sean tan malos que ni siquiera les alcance para pagar impuestos a las utilidades. "La situación es compleja, y la pregunta es si los sindicatos se dan cuenta. Hemos visto en algunas negociaciones colectivas que hay un poco más de racionalidad en las expectativas. No obstante, hay otros sindicatos a los que les ha costado más comprender y es probable que podamos tener algunas huelgas debido a eso", proyecta respecto de lo que podría venir el próximo año.

FUENTE: El Mercurio
Fecha: 03-11-2019

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