Vientos más fuertes provocarían tornados y potenciarían incendios forestales en los próximos 30 años
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Proyecciones del cambio climático en la temperatura del aire:
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El escenario más complejo lo vivirá la zona entre Valparaíso y Biobío.
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“El cambio climático está cumpliendo con todas las amenazas que preveíamos, no se está saltando ninguna". Fernando Santibáñez, BIOCLIMATÓLOGO DEL CENTRO DE AGRICULTURA Y MEDIO AMBIENTE, FACULTAD DE CIENCIAS AGRONÓMICAS, U. DE CHILE.
El aumento de la temperatura del aire que se prevé como una consecuencia del cambio climático tendrá un impacto directo en la frecuencia y velocidad de los vientos que soplan desde el Pacífico, la pampa argentina y la Antártica.
Este escenario puede traer aparejada una mayor incidencia de incendios forestales e incluso de tornados, advierte Fernando Santibáñez, bioclimatólogo de la U. de Chile.
El investigador de la Facultad de Agronomía de esa casa de estudios, quien ha desarrollado distintos estudios sobre el impacto del cambio climático en el territorio nacional, calcula que la velocidad de los vientos podría aumentar, en promedio, un 30% en las próximas tres décadas.
Explica que se generarán diferencias importantes entre la temperatura del aire sobre los continentes respecto de su temperatura sobre el mar.
Esto significa mayores diferencias de presión en distancias muy cortas. "Eso hace que el aire se desplace con mayor velocidad desde donde está más frío (el océano) hacia donde está más caliente" (continentes), explica. Este viento fresco procedente del océano traerá humedad y, por lo general, también nubes.
Sopla el puelche
Pero por muy alta que sea la humedad, de todas maneras puede ayudar a la propagación de incendios forestales, advierte.
Los vientos no solo aumentarán desde el Pacífico. También se prevé que se incremente en intensidad y frecuencia el que proviene del este, el llamado puelche, un viento que se origina cuando la presión atmosférica del lado argentino sube y en Chile desciende, comprimiendo y calentando el aire que baja desde la cordillera hacia los valles. Los vientos de este tipo son secos y cálidos, pudiendo alcanzar máximas de 36 a 40 grados. Este aire favorece la iniciación y propagación de los incendios, mucho más que el viento del Pacífico, dice Santibáñez. "Este aumento del puelche podría provocarnos problemas mayores, fundamentalmente en la zona central, entre Val¬paraíso y Biobío", estima.
Más al sur, también habrá aumento de intensidad de los vientos. Aquí el responsable será el anillo circumpolar de vientos que rodea la Antártica y cuya velocidad de circulación se espera que se acelere por el cambio climático.
Pese a esta intensificación general de los vientos, Santibáñez descarta la ocurrencia de huracanes en Chile, porque no hay condiciones para ellos. Si bien se ha visto sobre el Pacífico formaciones previas a un huracán más allá de la latitud de Isla de Pascua, no tienen posibilidad alguna de sobrevivir. "El mar está allí más caliente, pero es incapaz de pasar sobre el océano frío que bordea el continente", tranquiliza.
Los tornados y trombas marinas, en cambio, sí podrían hacerse más habituales, como ya se ha visto en años pasados. "No es descartable la posibilidad de que si el aire húmedo entra desde el océano muy rápido y se mezcla con aire caliente, eso genere su ascenso brusco y produzca tornados", explica.
El tema del fuego es el que más preocupa a Santibáñez. A su juicio, hay que repensar el diseño de las plantacio¬nes forestales para que el viento no haga tantos estragos si hay un incendio. En especial, sugiere evitar la plantación de grandes paños de monocultivo y privilegiar los pequeños, matizados con cortafuegos y bosque nativo. Además, sugiere evitar que queden avenidas de árboles en la dirección que sopla el viento.
El bioclimatólogo entregó toda esta información a la Corporación de la Madera (Corma).
"Es muy importante incorporar esta evidencia científica para ser capaces de anticipar escenarios" reconoce Juan José Ugarte, presidente de la organización gremial. Esto, dice, ayudará a tomar acciones para mejorar el desempeño tanto en silvicultura preventiva como en el trabajo con las redes comunitarias, y fortalecer la educación ambiental en el país.
FUENTE: El Mercurio
Fecha: 29-01-2020