Las mujeres tienen una mayor prevalencia de enfermedad profesional de salud mental

  • De acuerdo a cifras de la ACHS: presentan el 41% de los casos de enfermedades profesionales de salud

  • La incidencia de este tipo de enfermedades entre las mujeres es tres veces superior respecto de los hombres

  • “Muchas veces la violencia está naturalizada, por lo que es importante tomar conciencia de las diversas formas que adopta, como primer paso clave para erradicarla”.

Las enfermedades profesionales de salud mental en Chile están al alza. Así lo indican las cifras de la Asociación Chilena de Seguridad, ACHS, que revelan que estos padecimientos registraron un aumento de 48% entre 2016 y 2018. Si miramos más de cerca las estadísticas, saltan a la vista dos temas relevantes.

  • El primero, la mayor tasa de enfermedades profesionales en las mujeres; y

  • El segundo, la violencia como el principal agente de riesgo.

Andrés Herreros, gerente de la División de Seguridad y Salud Ocupacional de la ACHS, dice que el crecimiento de este tipo de patologías en los últimos años se explica fuertemente por el género femenino. "Si a mediados del 2016 existían 9 casos por cada 10 mil mujeres, a fines del 2018 estos subieron a 13. En ese mismo período, los casos cada 10 mil hombres se mantuvieron constantes en 4”.

Es decir, las mujeres son el grupo más expuesto a padecer una enfermedad profesional de índole mental, en una proporción equivalente a 3,3 veces respecto de los hombres.

Desde otro punto de vista, "mientras las mujeres representan el 41% de la fuerza laboral adherida a la ACHS, al mismo tiempo explican el 70% de los casos de enfermedades profesionales de salud mental" puntualiza Herreros. "Esta concentración se hace más patente al hacer un zoom en los sectores con mayor participación femenina: salud, educación, gobierno, servicios financieros y comercio, en donde las mujeres representan un 31% de la fuerza laboral adherida a la ACHS y explican un 62% del total de casos".

Cabe entonces preguntarse qué factores de esos sectores económicos las hacen más propensas a esta situación. A nivel de hipótesis, en todos ellos existe un fuerte componente de interacción con terceros, como pacientes, alumnos, apoderados o clientes, que -como sabemos- están teniendo un trato cada vez más demandante y exigente.

Violencia: sus expresiones

Otro aspecto preocupante, indican desde la ACHS, es que los principales factores de riesgo de las enfermedades profesionales tienen relación con algún tipo de violencia. Aunque no siempre la vemos, la violencia está presente de muchas formas en el ámbito laboral.

Daniela Campos, jefa de Riesgos Psicosociales de la ACHS, explica que sus manifestaciones pueden abarcar un amplio espectro, desde las más evidentes, como agresiones físicas, violencia psicológica o acoso sexual, hasta otras más sutiles, aunque no por ello menos dañinas, como bromas, incivilidad o exclusión del grupo. "Lo más preocupante es que muchas veces la violencia está naturalizada, por lo que es importante tomar conciencia de las diversas formas que adopta, como primer paso clave para erradicarla", sostiene.

Para graficarlo, Campos entrega algunos ejemplos. "Docentes denigrados de forma constante por alumnos o maltratados físicamente por los apoderados luego de una mala calificación; trabajadores del sector salud que son ridiculizados por su desempeño laboral o golpeados por familiares de pacientes cuando no entregan la información que quieren, y vendedores a los que se les asigna una carga de trabajado desmedida de manera malintencionada, o que han sido denigrados y golpeados por clientes por fallas del sistema ajenas a ellos, son algunos de los casos que atendemos en la ACHS”.

Respecto del acoso sexual, Daniela Campos explica que algunas conductas sexuales frecuentes son hacer comentarios obscenos o groseros sobre el cuerpo, hacer bromas sexuales, explicar fantasías y preferencias sexuales, rumores sobre la vida sexual de las personas, o incluso presionar para conseguir una cita o demandar favores sexuales.

"Debemos dar un paso adelante. La violencia ha cambiado y seguirá cambiando. Así como hoy las agresiones de usuarios o la hostilidad por parte de la jefatura pueden estar enfermando a los trabajadores, existen otros agentes de riesgo psicosocial emergentes relacionados con la exposición a violencia -bromas, incivilidad, redes sociales- que es necesario abordar", puntualiza Campos.

Declarar; anticipar denunciar: claves para prevenir la violencia

Las organizaciones están llamadas a enfrentar la violencia en el lugar de trabajo, adoptando medidas preventivas y correctivas para garantizar a sus colaboradores ambientes libres de riesgos, donde cada uno puede desarrollar al máximo su potencial. Por eso, desde la ACHS, proponen tres acciones concretas:

1. Declarar que la violencia no se tolerará en la empresa.

El primer paso es generar una política de no violencia para toda la organización, donde se explicite qué comportamientos no se permitirán. Junto con ello, se deben generar reuniones informativas y usar los canales de comunicación internos para asegurar que la política se difunda debidamente en todos los niveles.

También se puede utilizar el instrumento de Gestión Preventiva del Riesgo Psicosocial en el trabajo, elaborado por el Instituto de Salud Pública {ISP), que consiste en un check list de la gestión que debe hacer la empresa para prevenir la violencia como agente de riesgo psicosocial.

2. Anticipar la violencia antes de que ocurra o siga escalando.

No basta con declarar, es necesario identificar los factores de riesgo, observando quiénes son los más vulnerables. "La violencia es un proceso gradual, que se va generando paso a paso hasta llegar al trauma severo. Por eso es importante identificarla en su etapa inicial, y no cuando ha hecho estragos en la empresa", señala Daniela Campos.

Para ello, recomienda generar un programa de vigilancia en violencia externa e interna, comenzando por crear una comisión de prevención que establezca, coordine y garantice las medidas preventivas, y que investigue los incidentes violentos.

"Muchas personas no denuncian, porque no existen los mecanismos, no los conocen o resultan engorrosos. La existencia de una comisión permite al trabajador sentirse seguro y cómodo al momento de hablar sobre violencia", dice Campos.

3. Denunciar y empoderar a los trabajadores para tomar conciencia y acción.

El llamado a todas las organizaciones es a mantenerse atentas para que los pequeños incidentes no escalen, y a tener en cuenta que la denuncia responsable permite investigar.

"Sabemos que existirán dificultades para la denuncia, ya sea por descrédito de la víctima, por culpabilización, miedo a las represalias, ausencia de testigos o temor a declarar, especialmente cuando existe una relación de poder", advierte Daniela Campos.

Por ello, es importante tener una guía para investigación y denuncia, en donde se explique y socialice la forma de denunciar.

FUENTE: El Mercurio
Fecha: 05-01-2020

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