Consecuencia de la pandemia: el resurgimiento del plástico
-
Si las cuarentenas mejoraron la calidad del aire y la limpieza de las aguas, el covid-19 incrementó la producción y el uso de materiales plásticos, y afectó su cadena habitual de reciclaje.
-
Una situación que, además de plantear un nuevo problema ambiental, podría volverse un grave contratiempo en la lucha por consolidar una economía circular del plástico.
Más de cien mascarillas fueron encontradas en las islas Soko, cerca de Hong Kong. Puede parecer poco, considerando que estos implementos junto con guantes e incluso delantales de plástico se han vuelto esenciales para evitar el contagio por coronavirus. El detalle es que estas islas están deshabitadas y que estos objetos, actualmente de primera necesidad, navegaron por el mar junto con botellas y todo tipo de desechos, dando cuenta de la nueva contaminación que el virus deja como una estela.
En una década bisagra para frenar el cambio climático, iniciada con la peor pandemia en cien años, el plástico se convirtió en un elemento clave en la protección contra el covid-19. Esto aumentó su producción sólo en marzo, China exportó 3.860 millones de mascarillas, 37,5 millones de trajes de protección y 2.84 millones de kits de detección, todos ellos eminentemente de plástico. En Chile, en tanto, a mediados de abril, el Servicio Nacional de Aduanas dio cuenta del aumento significativo en la importación de insumos médicos utilizados para la prevención y control del coronavirus, que hasta el 12 de ese mes representaban más de USS101 millones en productos, correspondientes a casi 100 códigos arancelarios.
Entre los que registraron un mayor aumento se encuentran las mascarillas (3.384%), las bolsas recolectoras de sangre (703%) y los monitores cardíacos (329.6%), además de varios tipos de termómetros (198%) y prendas de protección hechas de láminas de plástico (125.2%).
Este escenario, al que además se suma el aumento del uso de plástico y una disminución en su reciclaje, propone un nuevo desafío para el medioambiente y la economía circular del plástico.
EL SHOCK PLÁSTICO DEL COVID
De acuerdo con un estudio elaborado por la Asociación Gremial de Industriales del Plástico (Asipla) el año pasado, en Chile se reciclan cerca de 83.679 toneladas de este material anualmente, lo que representa un 8% del consumo aparente en nuestro país, que llega a 990 mil toneladas. Una cifra similar a la situación mundial, constatada en 2018 por el organismo británico Royal Statistical Society: el 90.5% de los plásticos generados ese año en el mundo nunca fueron reciclados, dejando sólo el 9,5% con un tratamiento adecuado.
Estas cifras cobran relevancia considerando los nuevos hábitos propios del confinamiento. "Es lo que llamo un shock plástico, que es la consecuencia de la entrega protegida de algunos elementos, como en el delivery por ejemplo, con más plástico", explica Giovanni Calderón, director ejecutivo de la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático, de Corfo.
Este escenario preocupa también a Alejandro Navech, gerente general de la Asociación Nacional de la Industria del Reciclaje (ANIR). "Con el covid se cerraron las empresas y la gente se fue a trabajar a las casas, en donde la tasa de reciclaje es pésima. Todo lo que se generaba en los casinos y restaurantes, que se recuperaba con un sistema de recolección más fortalecido, hoy se genera en las casas y se va al relleno sanitario", afirma.
Con esto se pierde la posibilidad de llevarlo a la economía circular, lo que significa que la tasa de reciclaje va a disminuir.
Es un retroceso
Cristián Lara, creador de Reciclapp, es testigo del aumento del desecho plástico generado en los domicilios. La aplicación, que se hizo conocida como el "Uber del reciclaje", busca optimizar y mejorar- el proceso de reciclaje uniendo a personas que tienen material reutilizable con los recicladores. "Estamos al tope de demanda en todas las comunas, pero la oferta ha disminuido, porque tenemos menos recicladores", explica.
Esto, por el riesgo que significa. En términos de la operatividad los recicladores se han visto muy mermados en rutas y formas de recolectar, porque por más que se respeten las normas sanitarias respecto a la gestión residuos, el contagio es alto
. Por esto, en Reciclapp sus asociados operan con estrictas normas, además de que la misma empresa les provee los implementos y sanitiza sus vehículos.
"En relación al plástico, efectivamente tenemos muchísimo más. Sobre todo por el delivery", dice Cristián, que por la pandemia ha transformado su modelo de negocios. "Seguimos con el retiro gratuito en 10 comunas, pero para abarcar toda la Región Metropolitana y nueve regiones más, incluimos una modalidad de pago que ofrece el retiro de cuatro materiales nuevos. Al vidrio, papel y cartón, plástico PET1 y latas, se suman colillas de cigarro, pilas, electrónicos de mediano tamaño, plástico HBP, aceite y ecoladrillos".
Este cambio ha sido una gran herramienta para mejorar la situación económica de los recolectores, que ya no ganan por lo recolectado. "El mercado ha aumentado la oferta de recolectores pero los compradores son los mimos, entonces bajaron los precios de compra. Por otro lado, las cuotas de las plantas se cumplen a mitad de año y como no necesitan más material bajan los precios", dice Cristián.
Aun así. Es en el ciclo final de la cadena. "Con esta situación la tasa de reciclaje va a disminuir y eso es un retroces". Alejandro Navech, de ANIR. donde hay que poner el toco, "Hay que prestarle atención al destino de ese plástico. Hoy es poco lo que se puede hacer en términos del origen del producto, sobre todo con la urgencia. Pero sí puedes hacer mucho implementando una política de disposición final de esos residuos", afirma Giovanni Calderón.
HACER DEL ENEMIGO UN ALIADO
Cada mes de julio se activa el movimiento Plástic Free July, que invita a que durante todo el mes se deseche la menor cantidad posible de este material. ¿Cómo? No comprando artículos con envase plástico ni utensilios de un solo uso. Aunque este tipo de medidas pasan a segundo plano en medio de la crisis sanitaria, lo cierto es que en Chile es prioridad potenciar una economía circular del plástico.
Lo anterior lo denota la normativa desde la aprobación de una ley para prohibir el uso de bolsas plásticas en el comercio a nivel nacional: la aprobación del proyecto de ley que regula y frena el uso de plástico de un solo uso, hasta la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor y Fomento al Reciclaje (REP) -que busca establecer una industria que se responsabilice por sus productos a través de la prevención de generación de residuos y de su recuperación y reciclaje-
Además, el año pasado Chile se sumó como el primer país de la región y el tercero en el mundo a la Red Global de Pacto por los plásticos, iniciativa que manifiesta la determinación de liderar de manera colaborativa el cambio en los modelos de producción y sus impactos. "Aquí no es que el plástico sea bueno o malo. Es una herramienta y como tal hay que utilizarla a nuestro favor", dice Michel Compagnon, gerente comercial de Comberplast.
La empresa lleva más de tres décadas transmitiendo este mensaje a través de una gama de productos en plástico reciclado, comercializados en todo Chile y que se usan en sectores como minería, consumo masivo, energía y telecomunicaciones, entre otras Porque el fin es pasar del paradigma de la economía lineal -tomar, hacer y desechar- al de la economía circular, que permite que el plástico se mantenga en la economía incluso de forma indefinida.
Con ese norte claro, al desatarse la pandemia la empresa decidió reenfocar sus funciones para, justamente, usar el plástico como escudo frente al virus "Creamos la línea Legión, que tiene distintas mascarillas, máscaras y un limpia pies, explica el gerente comercial.
Todos tienen nombres de guerreros, como Astati. Centurión o Cáliga. Es nuestra línea de combate".
Uno de los modelos, bautizado como Free Breath, fue parte del Reto Covid-19 impulsado por el Ministerio del Medio Ambiente y Corfo El proyecto fue seleccionado como uno de los 13 ganadores y obtuvo $90 millones para su proceso de desarrollo. El producto, creado especialmente para personal de la salud, puede ser reutilizado, luego reciclado, y lo mejor, aseguran, cuando deje de ser una herramienta de batalla, entonces podrá tener una nueva vida para que continúe siendo un aliado.
El aumento del plástico hospitalario
La información sobre la cantidad de elementos de protección empleados en la pandemia, y los residuos generados a partir de ella, es difusa. De seis establecimientos de salud consultados, públicos y privados (las clínicas Indisa, Alemana y Las Condes, y los hospitales San José. Sótero del Río y el Hospital Clínico de la Universidad de Chile), sólo uno respondió este requerimiento. Desde la Clínica Las Condes informaron que el aumento en el uso de delantales de aislamiento plástico (62%), de gorros de enfermería (240%). de mascarillas desechables simples (92%) y de mascarillas N95 y KN95 (4 366%), motivó la elaboración de algunos de estos implementos a partir de materiales propios y reutilizables.
Así, la unidad de Ropería elaboró cerca de 20 mil mascarillas y 1.800 gorros, con una vida útil de hasta 7 horas y lavables hasta tres veces antes de ser desechados en doble bolsa amarilla, según la clasificación de Residuos Especiales. Así lo exige el Decreto Supremo N°6 emitido por el Minsal en abril, para los residuos producidos durante el cuidado de pacientes con covid-19.
"En un mes normal, este tipo de residuos corresponden a gasas, apósitos contaminados, fluidos, muestras", comenta Eduardo Pinto, gerente comercial de gestión de residuos hospitalarios de Veolia, empresa a cargo de este retiro y asociada a ANIR. "Sin embargo, en la actualidad y debido a la pandemia, estos residuos han sido reemplazados por Elementos de Protección personal, presentando un crecimiento superior al 100%", dice Pinto. En cuanto al tratamiento que se le da a estos residuos, detalla que consiste en una esterilización (proceso no requerido en el Decreto Supremo del Minsal), para convertirlos en asimilables a residuos domiciliarios y así reducir los riesgos para las personas y el medioambiente.
La pandemia ha afectado, también, al programa de reciclaje que Veolia tiene destinado a los otros materiales. "Con la disminución de la cantidad de cirugías programadas, ha bajado el consumo de insumos médicos. La baja en la generación de cartón, el material que más se obtiene desde las instituciones de salud, es del orden de un 18 por ciento", explica Pinto.
FUENTE: Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático
Fecha:17-07-2020