Cambio Climático: Panorama crítico
- Chile está catalogado como uno de los países más vulnerables a los efectos del cambio climático y su principal impacto es la menor disponibilidad de agua.
- Los expertos advierten que, en este dramático escenario, se están realizando valiosas iniciativas, pero que falta una institucionalidad robusta que articule a todas las entidades vinculadas con esta materia.
El calentamiento global está ocasionando cambios adversos en el clima, los que enfrentan a la humanidad a un horizonte alarmante de escasez de recursos, especialmente el agua, lo que puede convertirse en una amenaza a la estabilidad y seguridad de los países.
En las últimas semanas se han visto en todo el mundo situaciones muy extremas, producto del cambio climático, como altas temperaturas en pleno invierno en Chile o inundaciones en varios países de Europa, fenómenos climáticos que siempre han ocurrido en el planeta, pero la diferencia es que ahora se están expresando de manera más dramática y con mucha mayor frecuencia que en el pasado.
Para 2025, el pronóstico es que dos tercios del mundo vivirán en condiciones de «estrés hídrico»; es decir, la demanda de agua superará la oferta durante ciertos períodos, y 1.800 millones de personas en todo el mundo podrían experimentar una escasez absoluta de agua.
Por esta razón, los expertos dicen que no solo es urgente, sino que es una obligación avanzar hacia una gestión hídrica eficiente y mejorar las capacidades de adaptación y resiliencia ante el fenómeno climático para poder enfrentar las condiciones de mayor sequía que se visualizan hacia el futuro.
Giovanni Calderón Bassi, director ejecutivo de la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático (ASCC) de Corfo, explica que aumentar los niveles de eficiencia hídrica, en un contexto de cambio climático, permite reducir los riesgos, pero sin olvidar que el recurso agua es limitado, por lo que la innovación y la incorporación de tecnologías más sustentables deben ir de la mano para evitar que la falta de este recurso sea un freno para el desarrollo económico y social.
En este escenario, la ASCC ha estado impulsando diversas iniciativas para contribuir a la seguridad hídrica del país, convocando a los territorios y a empresas de distintos rubros para trabajar, de manera voluntaria y coordinada, en la gestión sostenible del recurso hídrico.
Junto a Fundación Chile, por ejemplo, en marzo de este año firmaron el Acuerdo de Producción Limpia «Certificado Azul», que representa un paso significativo para que empresas de distintos sectores productivos puedan implementar medidas concretas en torno a la gestión integral y sustentable del recurso hídrico en procesos productivos y de servicios, en el plazo máximo de 36 meses, para la obtención de su máximo nivel de certificación.
Desde 2015, también se lleva a cabo el programa piloto Acuerdos Voluntarios para la Gestión de Cuencas, con el fin de impulsar procesos participativos para establecer una buena gobernanza de estas zonas hidrográficas, convocando a los actores públicos, privados y organizaciones locales que comparten un territorio y tienen interés y competencias para avanzar en su protección.
Actualmente, estos convenios voluntarios se denominan APL Territoriales de Gestión Hídrica y constituyen verdaderas hojas de ruta para contribuir a la sustentabilidad de un territorio.
En la Región Metropolitana, en tanto, se está impulsando un programa piloto de gestión hídrica comunal, que busca contribuir a la reducción del consumo hídrico en diez comunas, para hacer frente a los problemas del agua que enfrenta la región y que ponen en riesgo satisfacer la demanda de agua para consumo humano, en zonas urbanas y rurales, para las actividades productivas y para áreas verdes y de preservación ecológica.
Espacio a la ciencia
La Dra. Gladys Vidal, directora del Centro de Recursos Hídricos para la Agricultura y la Minería (CRHIAM), dice que es muy necesario, en este contexto, que las políticas públicas avancen hacia una coordinación institucional, con una gestión unificada.
«Estos instrumentos, además, debieran considerar el ciclo del agua y la gestión integrada de cuencas, tomando en cuenta el balance adecuado del agua y la mantención y reserva que deben tener los ecosistemas. Para esto, también se deben considerar las diferencias geográficas de nuestro país, puesto que no es lo mismo aplicar una política pública en el norte, donde el clima, la cultura y los usos de una cuenca son muy distintos a los del sur. En ese sentido, hay que abrir el espacio a la evidencia científica que tenemos y que puede apoyar la toma de decisiones«, manifiesta.
Para la investigadora, hay otras señales importantes que podrían colaborar con una mejor gestión del agua, como lo es el proyecto que busca crear una subsecretaría de recursos hídricos, además del espacio que se le dé a este tema en la nueva Constitución.
«Nosotros, como Centro Fondap CRHIAM, buscamos apoyar constantemente esta conexión entre ciencia y sociedad para aportar a una buena toma de decisiones con base en la evidencia científica. Por lo mismo, hacemos una bajada de nuestro lenguaje habitual del paper científico, evaluado por pares internacionales, a documentos más simples, lo que va en la línea de entregar información a los tomadores de decisiones e informar a la comunidad. Asimismo, en el contexto de la redacción de esta nueva Carta Magna, y teniendo en cuenta que el agua va a ser un tema crucial, preparamos la Serie Comunicacional CRHIAM: edición proceso constituyente, que recoge parte de la investigación que llevamos adelante y la enviamos a los 155 convencionales constituyentes. También estamos generando espacios de formación ciudadana a través del podcast «El agua tiene su ciencia», pues creemos que la formación ciudadana es clave para entender la importancia del medio ambiente del cual somos parte y donde el agua es el elemento de conexión«, concluye.