Las claves para comer de forma sostenible, como lo piden los científicos de la ONU
Un polémico informe que destaca la necesidad de cambios en la dieta fue presentado recientemente:
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Reducir el consumo de carne, aumentar el de frutas, verduras y legumbres, así como evitar el desperdicio de alimentos son algunos hábitos que ayudarían a frenar la emergencia climática.
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_”Somos conscientes de que ha un problema de alimentación por dietas insostenibles, tanto en lo nutricional como en lo ambiental, sí ha un llamado a ser más conscientes de lo que comemos", Ricardo Rapallo, OFICIAL PRINCIPAL DE POLÍTICAS DE LA FAO.
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”Ha que ir adaptando los cambios de forma gradual, así, después de un tiempo, a estarás apostando por una alimentación sana para ti para el planeta", Celsa Peiteado, COORDINADORA DE POLÍTICA AGRARIA Y DESARROLLO RURAL DE WWF ESPAÑA.
Un informe dado a conocer en agosto pasado por el Panel lntergubernamental de Cambio Climático, IPCC, el grupo de científicos internacional que asesora a la ONU, fue claro: es necesario transformar el modelo de producción de alimentos y la gestión de los suelos para combatir la crisis climática, pero también hay que hacer cambios en las dietas.
"El cambio en la dieta puede tener beneficios ambientales a gran escala que no son alcanzables únicamente por los productores", indicaron los expertos en el texto, que fue realizado por 107 especialistas de 52 países.
Este fue justamente uno de los puntos más polémicos del informe, que levantó una ola de comentarios en redes sociales, porque asegura que algunas dietas altas en productos de origen animal requieren más agua y más tierra, lo que causa más emisiones de gases que aumentan el calentamiento global.
El documento recuerda que, desde mediados del pasado siglo, el consumo per cápita de grasas vegetales, carnes y calorías se ha disparado en países ricos. Esos cambios han llevado a que en el mundo vivan 2 mil millones de personas con sobrepeso u obesidad.
Además, el documento establece que un 23% de todos los gases de efecto invernadero que expulsa el hombre provienen de la agricultura, la silvicultura y el uso de la tierra.
Menos carne
En ese sentido, el informe destaca que las dietas balanceadas con más alimentos en base a granos, legumbres, frutas y verduras presentan oportunidades para limitar el cambio climático.
Esa es una de las primeras acciones que se pueden tomar en países industrializados, según sugiere el documento. Todos los entrevistados precisan que las recomendaciones no aplican para zonas en que la desnutrición todavía es un problema (hoy, 821 millones de personas están desnutridas) y donde el consumo de proteínas es aún menor al requerido por la OMS.
"Sin duda, lo que comemos es parte del problema, pero también de la solución", dice a "El Mercurio" Ricardo Rapallo, oficial principal de políticas de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El especialista asegura que uno de los primeros pasos es la reducción en el consumo de carnes rojas y optar por otras como aves o cerdo, que si bien son contaminantes, su impacto es menor.
"La agricultura es uno de los mayores contribuyentes a las emisiones de C0{-2}, por tanto, del impacto en el cambio climático", comenta.
"Ningún cuerpo humano que coma carnes rojas todos los días va a tener un buen resultado. Creemos que es posible llevar una dieta equilibrada con un énfasis en gran parte de los productos que se producen en Chile, como frutas, hortalizas y pescado", comenta Rapallo.
Daniela Herrera, académica de nutrición de la Universidad del Desarrollo y experta en temas de sustentabilidad, comenta que otro punto de partida puede ser unirse a la campaña internacional "Lunes sin Carne", que está activa en más de 40 países y consiste en evitar todo tipo de carne cada lunes, con el fin de disminuir la huella de carbono que produce esta industria.
En Chile, esta iniciativa es apoyada por la Subsecretaría del Medio Ambiente. "Esto implica aumentar el consumo de legumbres, que contienen proteína y hierro, que es lo que estamos buscando en la carne, aunque también están en cereales completos como la quinoa", asegura Herrera.
Sin desperdicio
Celsa Peiteado, coordinadora de política agraria y desarrollo rural del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), apunta que el cambio también pasa por evitar el desperdicio de comida, otro de los problemas citados en el informe de la ONU.
El texto destaca que, actualmente, alrededor de un tercio de los alimentos se pierde o se desperdicia. Las causas difieren entre países desarrollados y los que están en vías de desarrollo, pero los expertos del IPCC afirman que reducir esto disminuiría las emisiones de gases de efecto invernadero y la inseguridad alimentaria.
Una forma de evitar el despilfarro, dice Peiteado, es adquirir solo lo que se va a comer, así como planificar los menús de la semana e incluir recetas que aprovechen las sobras.
"Cuando yo tiro alimento, estoy tirando también la energía y el agua que se utilizó para producirlo, es decir, estoy gastando recursos naturales escasos y por eso esto también es un problema ambiental", explica la experta.
Otra recomendación, coinciden los especialistas, es elegir productos locales y de temporada, para reducir la huella que deja en el planeta su traslado desde el cultivo hasta los hogares.
Herrera ejemplifica: "No tiene sentido comprar lentejas que vengan de Canadá, por la huella de carbono que eso produce. Si estamos en Arica, por ejemplo, y ahí se producen ciertos alimentos, es mejor comprar esos".
Reducir el consumo de productos procesados es otra buena estrategia, según Peiteado.
En primer lugar, dice, porque estos suelen tener contenidos de sal, azúcar y grasas que son nocivos para la salud, pero además suelen agravar el problema de la contaminación.
"Comerlos menos no solo nos ayuda a nosotros, si no también a luchar contra el cambio climático y el gran problema de la contaminación por plásticos", puntualiza.
FUENTE: El Mercurio
Fecha: 29-09-2019