Se dijo del cuidado de la salud esta semana

Informe Covid-19 – GMLC al 04-05-2003

Cortisol ¿Cómo y por qué regular la hormona del estrés?

  • Un artículo de la Clínica Mayo de Estados Unidos señala que cuando percibimos señales inquietantes de posibles amenaza a nuestra seguridad, tanto físicas, como sicológicas, el hipotálamo activa en el cuerpo “un sistema de alarma” que mediante señales nerviosas y hormonales, libera adrenalina y cortisol.

El cortisol, tiene un efecto en prácticamente todos los órganos y tejidos del cuerpo humano: ayuda a reducir la inflamación; a controlar la presión arterial; a regular el metabolismo y el nivel de azúcar en la sangre; y a responder al estrés o tensión que genera la señal perturbadora. Superado el episodio de alerta los niveles hormonales regresan a la normalidad.

Amenazas involuntarias

Hay un sinnúmero de incertidumbres y desafíos que se ciernen sobre el hombre moderno, que al hacerse habituales, parecen no existir, pero subconscientemente siguen causando ansiedad y estrés; y, con ello, generando cortisol.

¿Y cuál es el problema de una presencia constante y permanente de cortisol en el cuerpo?

La constante y persistente presencia de cortisol, por un largo período de tiempo, genera un estrés crónico excesivo, que según la Asociación Americana de Psicología (APA), puede acarrear múltiples consecuencias tanto en la salud física como mental; y lo que es más grave, puede afectar adversamente al sistema inmunitario, al punto de causar enfermedades de origen autoinmune, cuyos efectos dañinos para la salud pueden ser irreversibles.

Aproximación psicológica

Hoy se dice que la causa de las alteraciones a la salud es el estrés y que, por tanto, lo que debe combatirse es la tensión.

Una nueva aproximación psicológica establece que no es en la causa, si no en el origen donde se debe trabajar; y el origen, dicen, está en un temor permanente que afecta nuestras vidas.

Por ejemplo: no poder cumplir como empleado, como padre, como cónyuge; perder el trabajo, enfermarse, desatender los “deberes”; exceso de incertidumbre ante cualquier situación, que a menudo sin darnos cuenta, nos genera una indeliberada preocupación.

Temor a «no dar el ancho»

En reiteradas ocasiones la tensión interna que causa la autoimpuesta obligación  “a no fallar”, lleva a situaciones cotidianas que se tienen como correctas y necesarias, como trabajar hasta tarde, mantener meticulosamente ordenado el escritorio; ser rigurosamente puntual en reuniones laborales y sociales; pagar las cuentas al día; contestar de inmediato todos los correos y mensajes, y un largo etcétera de obligaciones que nos imponemos.

Sin embargo, dicen los expertos, todo lo anterior que en términos normales es positivo y oportuno, no debe ser un estado de vida permanente, mantenido todo el tiempo ni llevado a los extremos para no acrecentar las probabilidades de desatar ansiedad, depresión, problemas digestivos, aumento de peso, alteraciones cardiacas, dolores musculares, dolores de cabeza, problemas de sueño, falta de concentración, deterioro de la memoria y en casos extremos, enfermedades autoinmunes e incurables como la fibromialgia o la miastenia.

¿Qué hacer para mantener regulada la hormona del estrés?
  • Practicar técnicas de relajación, como el yoga, la respiración profunda, los masajes o la meditación.
  • Tratar de pensar positivo rescatando permanentemente todo aquello que debes agradecer a la vida.
  • Dar espacio en la mente a temas ajenos al trabajo o al hogar, como leer, escuchar música, ver televisión o ir al cine.
  • Fomentar las amistades saludables y hablar con amigos y familiares.
  • Encontrar formas de incluir el humor y la risa en tu vida, como ver series o películas divertidas o buscar en internet sitios de comedias.
  • Participar en actividades de voluntariado en tu comunidad.
  • Mantener una dieta saludable
  • Hacer ejercicio regularmente
  • Dormir lo suficiente.

 

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