Para una reactivación económica segura

  • Gestión de medidas preventivas para apoyar la continuidad operacional:

  • Especialistas de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS) desarrollaron una herramienta que permite a las empresas evaluar el cumplimiento de la normativa vigente, orientada a generar un plan de acción en los centros de trabajo y mitigar el riesgo de contagio por covid-19.

La actual crisis sanitaria provocada por el coronavirus, además del impacto humano y los conocidos desafíos en el campo de la salud, está teniendo un fuerte impacto económico en Chile. La paralización de muchas actividades y la ralentización de tantas otras, sumado a la crisis social de octubre del año pasado, impactarán de manera significativa el producto y las fuentes laborales.

En muchos casos, la causa directa ha sido la necesaria imposición de medidas mitigatorias de riesgos de contagios, que al restringir el desplazamiento de las personas, afectan la operación de las empresas. En otros casos, la causa ha sido indirecta, fruto de la menor actividad económica que ha afectado la demanda de productos y servicios.

Esta es una realidad a nivel mundial, lo que genera temores de una crisis profunda que incluso podría evolucionar hacia una gran depresión económica. De hecho, el FMI estima una caída de la economía global superior al 3% en 2020, mientras que el Banco Mundial proyecta que América Latina cerrará este año con un descenso del PIB mayor al 5% (en el caso de Chile, un 4,3%).

La situación actual tiene consecuencias en la vida de las personas, y en el mediano y largo plazo es complejo extender permanentemente la paralización de actividades, pues al impacto sanitario de la pandemia deben sumarse los efectos indirectos del desempleo, como mayor pobreza y dificultad para acceder a bienes básicos. Sin olvidar también que se están postergando otros problemas de salud, incrementándose las listas de espera GES y no GES, además del significativo problema en el ámbito de las enfermedades de salud mental que ya muchos proyectan.

Prepararse para el retorno

"Cuando al temor al contagio se le suma el miedo a una crisis económica, los efectos se potencian, corriéndose el riesgo de tomar decisiones incorrectas con fuerte impacto en las personas y, sobre todo, en las más vulnerables", advierte Gabriel Fernández, gerente de Asuntos Corporativos de la ACHS. Por ello -dice- debemos estar preparados para que cuando llegue el momento, lo que no es rol de la asociación determinar, las empresas junto con la sociedad vayan retornando a una actividad productiva compatible con los desafíos que presenta esta pandemia.

"Esto necesariamente implica buscar formas de organizar la actividad económica, mitigando los riesgos de contagio, reconociendo que será imposible eliminarlos por completo, dadas las características del covid-19", agrega el ejecutivo.

En este contexto, las empresas necesitan acceder a las mejores prácticas de prevención y cuidado para garantizar la continuidad operacional y la salud de sus colaboradores. "En esto, la ACHS tiene el rol de ser una guía, apoyando y asesorando en la elaboración de planes de acción acordes a la realidad de cada industria que permitan cumplir las normas que determina la autoridad", dice Gabriel Fernández.

Una herramienta de evaluación gestión

Es por esta razón que los especialistas de la ACHS desarrollaron una plataforma en la que sus empresas adheridas pueden guiar un proceso de autoverificación de la implementación de medidas y generar un plan de acción para la prevención del contagio por covid-19 en los centros de trabajo.

Esta herramienta, que considera tanto los protocolos emitidos por la autoridad sanitaria como las mejores prácticas definidas por expertos de la entidad técnica, está disponible en prevencioncovid.achs.cl. Allí, los empleadores podrán responder una serie de preguntas para evaluar su nivel de cumplimiento del estándar ACHS en su centro de trabajo y -a partir del resultado- revisar el plan de acción personalizado propuesto con la finalidad que su organización pueda realizar acciones concretas que le permitan cumplir las medidas que determina la autoridad.

Las medidas están organizadas en generales y específicas. Dentro de las primeras se encuentran:

  • (1) Organización y responsabilidades,
  • (2) Comunicación y capacitación,
  • (3) Continuidad operacional,
  • (4) Medidas de prevención y control,
  • (5) Limpieza y desinfección del centro de trabajo y
  • (6) Gestión de trabajadores contagiados o en proceso de evaluación.

Las secciones específicas son para empresas que hacen o tienen (7) Atención a público, (8) Delivery y (9) Recolección de residuos domiciliarios.

Hasta el momento, más de 250 lugares de trabajo han utilizado la herramienta y, en promedio, al responder el cuestionario, un 70% de las medidas recomendadas ya habían sido adoptadas.

De acuerdo a la ACHS, la reacción de las empresas que han utilizado esta plataforma ha sido muy positiva. "La han valorado mucho, porque las normativas y protocolos de la autoridad, en general, son muy áridos. Nosotros nos pusimos en el lugar de las empresas para ayudarlas a cumplir lo que se les exige y mostrar que se están haciendo cargo del problema", afirma el gerente de Seguridad y Salud Ocupacional de la ACHS, Andrés Herreros.

Tanto él como Gabriel Fernández coinciden en que con este sistema de autoevaluación, que sirve además para eventuales fiscalizaciones, los propios trabajadores podrán validar las acciones de su empleador. "Es una herramienta útil de cara a las conversaciones de las empresas con sus trabajadores. Se da una pauta, una herramienta para dialogar y mostrar que el empleador sí tiene un plan concreto de trabajo seguro", dice Andrés Herreros.

Alto porcentaje de cumplimiento

Los mayores porcentajes de implementación de las medidas sugeridas por la ACHS se registran en los ámbitos de "Comunicación y capacitación" y "Limpieza y desinfección del centro de trabajo" (78% y 79%, respectivamente), donde las disposiciones que más se han adoptado son la entrega de elementos de protección personal (EPP) a quienes realizan labores de limpieza, con un 93%, y la mantención del registro de la frecuencia con que se realizan estas funciones, con un 89%.

En el otro extremo, aquel aspecto transversal que muestra una mayor brecha está relacionado con la "Organización y responsabilidades", donde el score de implementación alcanza un 57°/o. En este ámbito, solo un 46% de los lugares de trabajo cuenta con un comité de crisis que verifique el plan de gestión y en un 50% existe un responsable de las medidas implementadas.

Respecto de medidas de protección relacionadas al modo en que se desarrolla la jornada, un 78% de los encuestados ha flexibilizado horarios y un 91 % ha implementado en alguna proporción sistemas de teletrabajo. En cuanto a decisiones tomadas en el lugar de trabajo mismo, un 86% ha restringido las actividades grupales y registra la temperatura de los colaboradores al ingreso. Un 85% cuenta con un registro actualizado de los colaboradores de alto riesgo y un 77% estableció el uso obligatorio de EPP.

Cabe destacar que estas mediciones son un punto inicial de evaluación, que les permite a las empresas mejorar en los aspectos que la autoridad ha definido como importantes.

FUENTE: El Mercurio
Fecha: 14-06-2020

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