La relación entre sobrepeso, obesidad y males crónicos suma más evidencia

Investigadores de la University of South Australia presentaron la evidencia más sólida hasta la fecha de la relación causal entre la obesidad y una amplia gama de patologías graves, incluyendo enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer y afecciones neurológicas, musculoesqueléticas y respiratorias.

El trabajo, publicado en la revista Lancet Digital Health, extrae datos del UK Biobank, una base de datos e investigación que contiene información sobre salud y genética de medio millón de personas, para analizar las asociaciones entre el índice de masa corporal (IMC) y una serie de enfermedades.

Investigaciones anteriores han sugerido que un alto IMC está asociado con un mayor riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer, pero debido a la dificultad de llevar a cabo ensayos clínicos relacionados con la obesidad, ha sido difícil probar la causalidad.

En este trabajo, los investigadores sometieron datos genéticos a una serie de exámenes rigurosos y observaron pruebas totalmente consistentes para 14 enfermedades diferentes.

Un aspecto clave para reducir el riesgo de comorbilidad asociada a la obesidad, enfatizan los investigado res australianos, es la monitorización cuidadosa de los niveles de azúcar en la sangre y "el control eficaz de la diabetes y sus complicaciones", aseguran.

A pesar de los genes, ciertos ejercicios podrían prevenir la obesidad

Investigación realizada en más de 18 mil adultos:

Aunque su genética los predisponga a ser obesos, quienes trotan, hacen trekking , caminan a ritmo rápido, bailan o practican yoga logran controlar su riesgo de sufrir la enfermedad.

Una de cada diez personas con obesidad tiene genes que la predisponen a ella. Sin embargo, esto parece tener una solución gracias a la actividad física.

Un estudio dado a conocer ayer, y publicado en la revista Plos Genetics, identificó cinco tipos de ejercicios que podrían ser altamente efectivos para atenuar los genes que predisponen a la obesidad.

Científicos de la Universidad Nacional de Taiwán estudiaron a 18.424 adultos con sobrepeso de entre 30 y 70 años.

Después de examinar las interacciones entre la genética de los individuos y las rutinas de ejercicio que estos declararon realizar, los investigadores llegaron a la conclusión de que el trote era la mejor actividad para controlar el peso, incluso en quienes tenían genes que los predisponían a la obesidad.

Esto, en función de tres factores que sirven para medir el riesgo de ser obeso: el índice de masa corporal, el porcentaje de grasa corporal y la relación cintura-cadera.

Los resultados permitieron concluir que quienes trotaban tenían un mejor control de estas medidas.

Además, los científicos hallaron que quienes hacían trekking, caminaban a ritmo rápido, practicaban algún tipo de baile o hacían yoga (al menos durante una hora) mantenían un mejor control del IMC, incluso si eran genéticamente propensos a la obesidad.

"Estos resultados indican que, aunque los factores hereditarios son críticos para la obesidad, realizar diferentes tipos de ejercicio puede modificar esta relación", dijeron los autores del estudio.

Los investigadores también indicaron que sus hallazgos están alineados con un estudio anterior, realizado en Reino Unido, el cual evaluó a 362.496 individuos y concluyó que caminar rápido logró atenuar los genes de la obesidad en quienes los presentaban.

En el nuevo estudio, los cinco ejercicios reportados son de tipo aeróbico, un modelo que se asocia a un gasto calórico importante. De allí que estos pudieran, incluso, doblarle la mano a la genética.

Así lo explica Natalia Gattini, médico fisiatra del Centro de Tratamiento de la Obesidad de la Red de Salud UC Christus.

"Sin embargo, también se sabe que estos ejercicios son más efectivos aún si se acompañan con entrenamientos de fuerza, que si bien no gasta tantas calorías durante el entrenamiento, mejoran la masa muscular y eso genera un gasto metabólico más alto, y por ese mecanismo tienen un gasto calórico", aclara la especialista.

Por otro lado, dice Gattini, está demostrado que ejercicios como el trekking de alta intensidad producen una reacción en el control del apetito, lo que lleva a las personas a comer menos.

"Entonces, quizás, por ese mecanismo, tiene un mejor efecto para el control de la obesidad".

Luis Peñailillo, doctor en ciencias del ejercicio y académico de la Universidad Finis Terrae, opina que además del tipo de ejercicio, la regularidad también podría explicar los resultados del estudio.

"La población que ellos refieren realiza principalmente trote, incluso reportan realizarlo cinco veces por semana, de manera que los resultados seguramente están dados, en parte, por la cantidad de ejercicio que hicieron", comenta el especialista.

En su opinión, hay otro mensaje claro: "Realizar ejercicio por más tiempo y más veces a la semana determina que los genes de la obesidad se atenúen".

'' Si la actividad física se realiza por más tiempo más veces a la semana, eso va a determinar también que los genes de la obesidad se atenúen"
Luis Peñailillo, ACADÉMICO DE LA U. FINIS TERRAE

FUENTE: El Mercurio
Fecha: 05-08-2019

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