Del cuidado de la Salud
Después de la fiestas ¡Ojo con la «circunferencia» abdominal!
- Ante la posibilidad que los buenos asados, las empanadas, los «terremotos» y las infaltables copas de vino agreguen kilos de más a la cintura, los nutricionistas hacen un llamado a prevenir los eventuales daños a la salud que el sobrepeso acarrea.
La circunferencia o perímetro abdominal es una medida clave directamente relacionada con la salud metabólica y es un indicador importante de acumulación de grasa que se asocia con un mayor riesgo de enfermedades crónicas.
Por lo que monitorear la circunferencia abdominal es un método simple pero eficaz para evaluar el riesgo de varias enfermedades relacionadas con el estilo de vida y la obesidad.
Relación entre la circunferencia abdominal y la salud
Riesgo cardiovascular
- La grasa visceral libera sustancias inflamatorias y promueve la resistencia a la insulina, lo que incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como hipertensión, ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
Diabetes tipo 2
- Un aumento en la circunferencia abdominal se asocia con una mayor probabilidad de desarrollar resistencia a la insulina, lo que eleva el riesgo de padecer diabetes tipo 2.
Problemas respiratorios
- La acumulación de grasa abdominal puede afectar la función pulmonar, lo que contribuye a problemas respiratorios como el síndrome de apnea del sueño (roncar) y la disnea (dificultad para respirar).
Enfermedad hepática
- El exceso de grasa en el abdomen puede estar relacionado con la enfermedad del hígado graso no alcohólico, una condición que puede llevar a inflamación y daño hepático.
Medidas saludables
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se considera un riesgo elevado de salud cuando la circunferencia abdominal supera los siguientes valores:
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- Hombres: Más de 94 cm.
- Mujeres: Más de 80 cm.
- Un riesgo aún mayor de problemas de salud surge cuando la circunferencia abdominal supera los 102 cm en hombres y 88 cm en mujeres.
Cómo reducir la circunferencia abdominal
Dieta saludable
- Comer alimentos ricos en fibra, frutas, verduras y proteínas magras, y reducir el consumo de alimentos ultraprocesados y azúcares.
Ejercicio regular
- El ejercicio aeróbico (como caminar, correr o nadar) y el entrenamiento de fuerza ayudan a reducir la grasa abdominal.
Gestión del estrés
- El estrés crónico puede contribuir al aumento de grasa abdominal a través de la liberación de cortisol.
Sueño adecuado
- La falta de sueño también se ha vinculado con un aumento de la grasa abdominal.
¿Estoy bebiendo más de la cuenta?
- Hay señales que van más allá de una simple resaca y que pueden ser indicios de que el consumo de alcohol está afectando seriamente tu salud física y mental.
Aquí las cinco señales clave que podrían indicar un consumo excesivo de alcohol, según los especialistas:
Mal dormir
- Aunque inicialmente puede ayudar a conciliar el sueño, el alcohol interfiere con el buen dormir fragmentando las fases del descanso y reduciendo la calidad del sueño REM, provocando despertares frecuentes y dificultando la restauración cerebral.
Aumento de la ansiedad y la depresión
- El consumo excesivo de alcohol aumenta los niveles de ansiedad y depresión, especialmente durante la resaca.
- El cuerpo reacciona liberando hormonas del estrés como el cortisol y la adrenalina, lo que provoca agotamiento mental y sentimientos de ansiedad o pánico.
Baja la libido
- Aunque en pequeñas cantidades y al principio el alcohol pueden estimular la excitación sexual, el consumo prolongado puede disminuir el deseo sexual, afectando la función eréctil en hombres y causar disfunciones sexuales en mujeres.
Cambios en el ciclo menstrual
- El consumo excesivo de alcohol puede alterar el ciclo menstrual al interferir con el eje hipotalámico-pituitario-gonadal (HPG), lo que afecta la secreción de hormonas clave para la ovulación y provoca irregularidades en los ciclos.
Enfermedad hepática
- El abuso prolongado de alcohol puede llevar a enfermedad hepática.
- Esto comienza con la acumulación de grasa en el hígado (esteatosis hepática), y puede progresar a inflamación, cicatrización (cirrosis) e incluso hepatitis alcohólica, condiciones que pueden ser mortales si no se controlan.