Del cuidado de la Salud

Fatiga y somnolencia, dos serios factores de riesgo

  • Vivimos en la “era del cansancio” estimulados por la hiperconexión a pantallas y dispositivos móviles; agredidos por el estrés diario; y víctimas de nuestros malos hábitos de sueño.

Los Expertos coinciden en que el principal riesgo de este agotamiento que afecta la recuperación física y mental diaria es el cansancio y la somnolencia diurna que reducen los tiempos de reacción y respuesta rápida, aumentando el riesgo de accidentes y malas decisiones.

Cansancio

El cansancio es una falta de energía física que:

  • Disminuye la capacidad de atención sostenida;
  • Interfiere en el correcto monitoreo de equipos y lectura de alarmas;
  • Genera alta probabilidad de errores de juicio, omisión de señales y fallos de comunicación.
  • Desvía la atención de tareas de vigilancia;
  • Descuida el manejo de maquinarias y vehículos de transporte;
  • Incrementa la incidencia de accidentes y cuasi accidentes;
  • Aumenta las lesiones por caída, atrapamiento y golpes;
  • Desatiende la vigilancia en puestos de control, rutas de escape, operación de  equipos y cintas transportadoras.

Entre las causas del cansancio se encuentran:

  • Dormir menos de lo necesario o con horarios irregulares;
  • Malos hábitos de sueño;
  • Estrés constante y estado de “hiperalerta”;
  • Alimentación inadecuada o restrictiva;
  • Deficiencias de vitaminas (D, B12) y minerales;
  • Anemia o problemas a las tiroides;
  • Posibles patologías de salud mental.
Recomendaciones

El cansancio puede mejorar con descanso y hábitos saludables:

  • Mantener horarios regulares de sueño;
  • Evitar pantallas de televisores y dispositivos móviles antes de dormir;
  • Desconectar el celular personal y de trabajo;
  • Practicar ejercicios habitualmente, idealmente durante el día, evitando hacerlo inmediatamente antes de acostarse;
  • Mejorar la alimentación evitando comidas pesadas, condimentadas o picantes de noche; y, preferentemente, incluir en la dieta frutas, verduras y probióticos.
  • Aprender y aplicar técnicas de respiración y meditación para el manejo del estrés;
  • Consultar al médico si hay ronquidos, pausas respiratorias, sueño inquieto o excesivo, dado que pueden indicar patologías como apnea o depresión.

Hipersomnia o exceso de sueño

La hipersomnia se define como una necesidad excesiva de dormir o como episodios constantes de «quedarse dormido» durante el día, con períodos de somnolencia involuntaria que afectan la vigilancia y la respuesta.

Factores de salud y sueño

La somnolencia permanente puede tener distinto origen:

  • Apnea obstructiva, insomnios y síndrome de piernas inquietas.
  • Consumo de estimulantes o sedantes que alteran la calidad del sueño.
  • Condiciones médicas crónicas, como hipertensión, diabetes, dolores crónicos que alteran el descanso.
  • Uso de alcohol o sustancias.
  • Estrés laboral por inseguridad o conflictos en el ambiente laboral.
Recomendaciones a los trabajadores
  • Adquirir formación sobre higiene del sueño, gestión del estrés y reconocimiento de signos de fatiga.
  • Mantener su higiene del sueño, evitar alcohol y comidas pesadas antes de trabajar, reconocer límites de seguridad y comunicar fatiga.

Supervisión

  • Capacitar a supervisores para identificar signos de fatiga e hipersomnia en el personal.
  • Protocolos claros para retirada temporal de tareas de alto riesgo ante signos de somnolencia.

Atención a señales y acciones prácticas para supervisores y trabajadores

  • Señales de alerta: bostezo frecuente, dificultad para mantener la atención, cabeceos, respuestas lentas, errores repetidos.
  • Acciones inmediatas: retirar al trabajador de la tarea de alto riesgo, ofrecer descanso seguro, facilitar siesta breve si la operación lo permite.
  • Señales de alerta personal (autocuidado): mal dormir, ronquidos fuertes, sensación de sueño diurno, dolores de cabeza matutinos.
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