A un mes de la crisis social: ¿cómo se ha visto afectada la salud de los chilenos?
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Los impactos en la salud, advierten médicos, son esperables. Ansiedad, dolores musculares, insomnio se han agudizado, especialmente en adultos mayores.
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A casi un mes de la crisis social, los impactos adversos en la salud, advierten los especialistas, son esperables.
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Y desde el punto de vista de la salud física y emocional, las consecuencias ya se aprecian.
Fenómeno que es generalizado, tanto en personas que ya presentaban condiciones de salud como en pacientes sanos.
Son las consecuencias del deterioro de las condiciones sociales y el bienestar interior. Las crisis crean un ambiente más estresante y esto tendría un impacto en la salud.
Salud mental
*En situaciones de crisis aumentan significativamente la incidencia de dificultades de salud mental. *
Situaciones que repercuten además en el entorno cercano, el deterioro de la salud mental de un miembro de la familia puede tener efectos negativos, como un mayor estrés intrafamiliar.
Mario Hitschfeld, psiquiatra y académico de la Facultad de Medicina de la Universidad Diego Portales, indica que ante la actual situación nacional, de tensión permanente, muchas personas han tendido a descompensarse emocionalmente.
También ha influido en que recaigan en sus patologías de base como depresiones, trastornos ansiosos, trastornos afectivos bipolares, “porque son más vulnerables ante el estrés permanente”.
Por eso, dice Hitschfeld, los profesionales de la salud mental están pidiendo a los pacientes que consulten precozmente, como medida de precaución. “Si el control era más lejano que sea más precoz, y a los profesionales estar más dispuestos a los controles SOS, y ha tener contacto vía correo para atender sus consultar y hacer ajustes farmacológicos”.
Si se trata de pacientes que utilizan fármacos, en situaciones de crisis es muy importante, recalca, anticiparse a que se acabe la receta. “Los pacientes deben tener sus recetas vigentes y hay que tener cuidado de que tengan los días cubiertos”.
El actual escenario de estrés e incertidumbre, tampoco favorece a quienes estén en tratamiento de adicciones. “Este estrés permanente ha predispuesto a que el paciente esté más proclive a recaídas, porque las personas ante más estrés tienden a encontrar en la droga de abuso un elemento de consuelo”, indica Hitschfeld.
En esos casos aconseja optimizar todas las técnicas de prevención de recaídas que se han trabajado en el tratamiento de adicción y optimizar la frecuencia de controles, para que estén muy contendidos emocionalmente.
En las personas más vulnerables al estrés la recomendación a evitar ver noticias, dice, es generalizada, “porque las angustia más”.
Lamentablemente, dice Hitschfeld, en muchas personas sin diagnósticos, también se han presentado desajustes emocionales. “Llevamos tantas semanas que personas sanas presentan síntomas de salud mental, la recomendación es consultar a la brevedad con un profesional de salud mental, para descartar que sea algo grave”. En esos casos, recalca, no es recomendable la automedicación.
Quiebres en la dieta
Cuando falta poco más de un mes para que se inicie el verano, no son pocas las personas que habían iniciado una dieta o tratamiento para bajar de peso y que hoy ven fracasado este proyecto porque sucumbieron a la ansiedad.
María Ignacia Burr, psicóloga del Centro de Nutrición de Clínica las Condes, explica que la conducta alimentaria está determinada por muchos factores y entre ellos, uno de los más importantes es el estado emocional.
“En este mes, el estado emocional es de incertidumbre, confusión, miedo, todas ellas emociones que permanecen, que se vuelven emociones crónicas y que efectivamente afectan a la conducta alimentaria”, dice.
Efectivamente, reconoce, hay alimentos como el chocolate o una cassatta de helado que tranquiliza al igual que otros productos dulces o ricos en grasa, pero es una tranquilidad que dura un par de minutos y luego la emoción vuelve. “En situaciones como las actuales, la alimentación es una vía por la que todos tratamos de tolerar y soportar lo que estamos viviendo”, señala.
La psicóloga recomienda comer cada tres horas y evitar mantener en casa productos que puedan tentar sobre todo durante la noche, que es el momento en que las personas llegan a casa a ver noticias y aumenta la ansiedad.
“En los últimos diez días hemos tenido muchos pacientes que nos dicen que están con mucha ansiedad, que les cuesta controlarse con lo que comen sobre todo en la noche, que recurren al chocolate o a la copa de vino para estar más tranquilos. El nivel de inquietud de la población y los efectos en la salud mental ya lo estamos viendo, siguen consultando y las personas tiene una sensación de miedo muy alta”, reconoce la especialista.
Cuello y espalda adoloridos
Levantarse en la mañana con la sensación de haber corrido una maratón. No son pocos los chilenos que están despertando así y la razón está en la tensión que angustia y estrés generan sobre la musculatura de la espalda.
El traumatólogo de Clínica Universidad de los Andes, José Fleiderman, explica que las patologías de columna están asociadas y se ven exacerbadas frente a un período de estrés de tipo familiar, laboral o social.
Marcelo Pérez, traumatólogo especialista en columna y jefe de Clínica Meds señala que el dolor de espalda es complejo y multifactorial y en el que además de cuestiones físicas como el peso corporal, el estado físico, las posturas, también se ve afectado por el estrés.
“El estrés del ambiente general, puede aumentar el dolor basal de columna. Si se trata de una persona que sufre de dolor de cuello, tortícolis o tiene lumbago, esto lo puede exacerbar, gatillar.
También aumentan los síndromes miofasciales porque las contracturas musculares, el estado tensional, genera un irritación neurológica periférica que contractura los músculos y el grupo de masa muscular más importante en la parte cervicodorsal, parte alta de la espalda lo que hace que las personas sufran más tortícolis y también pueden tener más lumbagos de tipo muscular”, indica Pérez.
Cuando se trata de un estrés generalizado, también se alteran los ciclos de sueño y eso provoca contractura profunda en la columna. Entonces,¨ “además de estar estresado, malas posturas, dormir mal y menos, durante la noche se contractura aún más y todo esto se traduce en dolor y rigidez”._
Hasta ahora, han visto un aumento en el número de consultas por este cuadro, pero advierte que este tipo de cuadros pueden seguir ocurriendo más adelante. “Se puede presentar en forma tardía y además durar mucho tiempo. Esta tensión puede presentarse también como bruxismo, cefaleas tensionales”, señala el especialista de Clínica Meds.
Evitarlo, es difícil, dice Fleiderman, pero “se puede manejar con ansiolíticos o medicamentos de ese tipo” siempre que lo indique un médico.
Pérez es partidario de consultar cuando se trata de cuadros que se mantengan en el tiempo y antes de medicarse, recomienda realizar ejercicios de estiramiento (yoga, pilates) y realizar actividad física y ejercicios. Esto último, dice, mejora mejora irrigación y libera endorfina que protegen del estrés.
Recaídas en fumadores
En todas las personas, aumenta la ansiedad y el estrés, también pueden tener síntomas depresivos, sin necesariamente, tener depresión.
El psiquiatra Daniel Seijas, jefe de Adicciones de Clínica Las Condes, explica que uno de los mecanismos para manejar la ansiedad es respirar profundo porque al hacerlo la persona se relaja (yoga, mindfulness, taichi).
“Entre los fumadores, el mecanismo para manejar esa ansiedad lo encuentran al fumar. Más que porque el cigarrillo sea efectivo contra la ansiedad, es porque al fumar la persona respira profundo varias y esa respiración lo relaja. A eso se suma que la activación que produce la nicotina del placer”, dice el psiquiatra.
Entre las personas que se están tratando esta adicción, periodos como este le generan dificultades en el manejo del estrés, por lo que buscan calmarlo mediante el cigarrillo.
El psiquiatra señala que este tipo de tratamiento requiere continuidad por lo que es importante apoyar a los pacientes que no pueden cumplir con sus sesiones o que tienen dificultad para conseguir sus medicamentos porque las farmacias cierran antes o no tienen stock. “La motivación no dura toda la vida y hay que aprovechar que está. En todo este tipo de enfermedades puede haber recaída, pero hay que considerar que nunca es un mal momento para dejar de fumar”, dice.
Neurociencia y las tres señales de un cerebro estresado
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El lunes 18 de noviembre se cumplió un mes desde el inicio del estallido social. La incertidumbre, cambios en las rutinas, largos viajes de traslados, sumados al acontecer social, hacen que hablar de estrés sea frecuente.
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En términos de supervivencia, es la acción que a corto plazo nuestro organismo asume para responder rápidamente al peligro.
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Es el impulso que le dice a nuestro cerebro "corre". Pero si esa amenaza se prolonga, existen consecuencias a nivel cognitivo.
¿Qué es el estrés?
Pedro Maldonado, director del Departamento de Neurociencia de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, explica que desde la neurociencia corresponde a una respuesta biológica que se gatilla en situaciones de peligro potencial percibido como real.
_“Un mecanismo que se activa básicamente como una necesidad biológica cuando hay algo que sentimos como una amenaza”,_ aclara.
El cómo nos sentimos ante el estrés, no es agradable. Pero experimentarlo, dice el neurocientífico, no es malo. Al contrario, “nos ayuda a enfrentar una amenaza, es un mecanismo de adaptación que es bueno cuando efectivamente estamos bajo peligro”, recalca.
Se trata de una respuesta intensa y efectiva, que hace que nuestra maquinaria biológica ande a mayor revolución.
En el cerebro, el proceso se inicia en la amígdala que activa el sistema central de respuesta al estrés, el eje hipotalámico-pituitario-adrenalcortical (HPA), compuesto por el hipotálamo, la glándula pituitaria y la corteza suprarrenal, que regula la hormona del estrés cortisol.
Si se eleva el cortisol, aumentan rápidamente los niveles de glucosa, se acelera la frecuencia cardíaca y aumentar el flujo sanguíneo a los músculos de brazos y piernas. Son los mecanismos necesarios para hacer la “huida”. Pasado el peligro, el sistema funciona para que los niveles hormonales vuelvan a la normalidad.
¡Corre!
En una situación estresante la prioridad biológica es defenderse, y lo hace con el instinto de correr o pelear. Como consecuencia, todas las funciones cognitivas que normalmente se utilizan para resolver otras tareas, están en segundo plano. “Eso explica porque a la gente le cuesta trabajar, porque en un nivel de mucha ansiedad y estrés alto el cuerpo prioriza la necesidad de velar por su propio bienestar físico, y no el resto de las cosas que normalmente hacemos”, dice Maldonado.
Así es como se manifiestan cambios en la irrigación sanguínea hacía los músculos. Existe también más alerta en términos de sentidos, y se está más atento a lo que se escucha y ve. Pero paralelamente, explica, disminuye la habilidad de memoria, “de concentrarnos en lo que típicamente hacemos, que es quizás el deterioro más importante”.
No es raro entonces sentirse desorganizado y olvidadizo cuando está bajo mucho estrés. sus efectos debilitan de algún modo nuestra memoria, concentración, y atención.
“Mucha gente se siente culpable porque no pueden concentrarse en una tarea. Si nuestra prioridad es percibir el peligro y ver cómo evitarlo, todo lo que no sea relevante para esa tarea queda de lado. El cerebro se vuelve eficiente para efectos ver cómo arrancamos, cómo nos escondemos o cómo peleamos”, explica Maldonado.
El estrés afecta no solo la memoria y muchas otras funciones cerebrales, provocando cambios en estado de ánimo y la ansiedad, sino que también promueve la inflamación, que afecta negativamente la salud del corazón.
Nuestra evolución hizo que ese instinto de supervivencia, que se activa, por ejemplo, al caminar por un bosque y ver la llegada de un león, se volviera una respuesta adaptativa necesaria. Pero es adecuada un rato, “porque uno no vive constantemente bajo amenaza, sino que son situaciones puntuales”, advierte Maldonado.
El problema actual en nuestra sociedad, señala el neurocientífico, es cuando ese estrés se convierte a algo regular o crónico. “Cuando uno habla de una situación puntual es un estrés agudo, y cuando habla de una situación de amenaza más permanente es un estrés crónico”, explica.
La situación que hemos estado viviendo ahora, dice, _“no es algo crónico, es algo muy intenso pero que lamentablemente se ha prolongado, lo que genera niveles de ansiedad muy grandes y hace que las personas tengan un nivel de estrés más alto y prolongado“._
Cerebro estresado
El cómo se responde a eventos estresantes, es algo bastante variable en la población. Hay personas que son muy resistente al daño del estrés, lo se conoce como resiliencia. “Cuánto del estrés nos afecta y que tan permanente son las consecuencias de ese estrés prolongados, eso varía entre las personas, hay quienes se identifican como muy afectadas, tal vez serían las que más autocuidado deben tener en buscar instancias de reducción de estrés”, indica Maldonado.
Tampoco existe una caracterización de género en cómo se responde al estrés, porque las amenazas se producen para todas y todos, dice el experto. “Quizás culturalmente hemos enseñado a la gente a responder distinto, a que las niñas verbalizan más sus estados emocionales que hombres, pero no necesariamente por una diferencia biológica, sino porque es parte de nuestra cultura”.
Verbalizar, de todos modos, dice es beneficioso porque la verbalización y la interacción reducen estrés al permitir a la persona sentirse acogido y parte de una comunidad.
“Al compartir la situación, el hecho de sentirse que uno es parte de un grupo disminuye notablemente la ansiedad, en cambio, cuando uno se siente mal y además sólo, eso se acentúa. La recomendación es la interacción y a compartir en comunidad”.
Al ser muchas veces impredecible, resulta más dañino. Anticiparse a situaciones estresantes reduce ese impacto. Pero no siempre se puede. Por eso, dice el neurocientífico, la recomendación de los profesionales de salud mental es propiciar periodos de desconexión, o hacer actividades donde se tenga la oportunidad de tranquilizarse.
“También la comunicación con otras personas, verbalizando sus sentimientos, también contribuye a una reducción de estrés, cuando esa conversación está dirigida a bajar ese nivel de ansiedad, pero cuando se va a un debate eso no va a pasar”.
Extractado de:
FUENTE: Qué Pasa
Fecha: 13 y 15-11-2019