La economía circular se erige como una gran oportunidad para la reactivación pospandemia
- En el mundo crece una nueva forma de entender el ciclo de vida de los productos, que privilegia que los recursos se aprovechen múltiples veces.
Chile ya se subió al carro de la circularidad y un buen ejemplo es lo que está haciendo ACCIONA para darles otros usos a los pallets que transportan módulos fotovoltaicos.
En la economía circular (EC), lo que antes era considerado un pasivo, un desecho, pasa a tener valor.
Es una manera distinta de mirar los productos y materiales, transitando de un sistema económico lineal -basado en el hacer, usar y desechar- hacia otro que permita el aprovechamiento y uso eficiente de los recursos, manteniéndolos en circulación -por medio del reciclaje, reutilización, reparación y remanufactura- durante el mayor tiempo posible.
«Se trata de un modelo económico regenerativo y restaurativo por diseño, que se logra a través de tecnología y nuevos modelos de negocios«, explica Petar Ostojic, director ejecutivo del Centro de Innovación y Economía Circular (CIEC). Así, EC y cuarta revolución industrial son caras de una misma moneda.
Jesvana Pollicardo, subgerenta Social de ACCIONA Energía, dice que «todas las personas y ciudadanos corporativos tenemos el deber de hacer este cambio en la forma de ver la economía. En el caso de nuestra compañía, lo hemos transformado en un estándar. Por ejemplo, estamos ejecutando un programa para identificar el ciclo de vida completo de nuestros proyectos eólicos y fotovoltaicos, desde que se diseñan hasta que cierran, ya que muchos de los materiales utilizados en su construcción pueden ser reutilizados«.
Los datos globales respaldan la urgencia de cambiar el paradigma económico. La Fundación Ellen MacArthur -organización británica que viene desarrollando el concepto de EC desde 2009- indica en su informe «Objetivos universales de políticas para la economía circular’‘ (2021) que el paso hacia las energías renovables solo permitirá abordar el 55% de las emisiones mundiales de GEi. El 45% restante es un resultado directo de la forma en que fabricamos y utilizamos productos y alimentos, y puede reducirse significativamente a través de estrategias circulares.
En Chile, la situación de la disposición final es muy preocupante. Según consigna la «Hoja de ruta para un Chile circular al 2040» -lanzada en julio de este año-, en 2017 se calculó que la vida útil restante de los rellenos del país era, en promedio, de solo 12 años.
Nuevas oportunidades
Para Petar Ostojic, la EC no significa una regresión, sino la oportunidad para que surjan buenos negocios. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente estima que el paso a economías circulares podría generar a nivel global US$ 4,5 billones en producción económica anual para 2030. Y según la Comisión Europea, una buena política de EC puede incentivar un aumento del PIB de entre el 2% y el7%.
El experto señala que este nuevo modelo puede ser un impulso para las economías locales en la pospandemia, debido a que -por la esencia de la EC- las reparaciones, remanufacturas o reciclaje deben realizarse en los propios territorios, tanto por una cuestión de costos como para reducir la huella de carbono. Dichos procesos, dice, requieren de tecnología y mano de obra muy especializada, de alto valor agregado.
Pablo Terrazas, vicepresidente ejecutivo de Corfo, agrega que si se considera que Chile tiene una matriz productiva extractiva hace ya más de 50 años y con bajo valor agregado por kilogramo de material consumido (0,5 US$ Chile vs. 2,5 US$ de países OCDE), «tenemos una tremenda oportunidad de transformación hacia nuevos negocios y de revertir estas cifras. Para ello se requiere de innovación, acelerando el desarrollo de nuevas tecnologías«.
Indica que la economía circular será un elemento relevante en la creación de empleos en los próximos años, por lo cual fomentar esta masa crítica podría propiciar un impacto social positivo a nivel país.
Pedro Plaza, vicepresidente de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), coincide en el rol que juega la innovación, ya que la EC «implica repensar los procesos, incorporar tecnología y distintos sistemas que permitan la trazabilidad de los materiales, de los recursos, poder estandarizar componentes, reutilizar partes y piezas. Y todo eso es innovación«, dice.
Se trata, además, de un tipo de innovación con un fuerte énfasis social, añade Jesvana Pollicardo. «Para que esta sea exitosa es fundamental incorporar a las comunidades locales y los factores medioambientales. Es en este diálogo donde se genera el proceso creativo. Existe mucho conocimiento previo en los territorios, en las personas, que debe aprovecharse«, explica.
Areas con mayor potencial
Petar Ostojic identifica a la minería como uno de los sectores con mayores perspectivas en materia de circularidad, por su uso intensivo de maquinaria -cuya vida útil puede alargarse mediante técnicas de reparación o remanufacturación-y suministros, como los neumáticos, que ya se reciclan como materia prima para el asfalto y otros productos.
También está la construcción, donde el acuerdo de colaboración entre el Instituto de la Construcción y el Programa Construye 2025, impulsado por Corfo, ha permitido elaborar una bajada sectorial a la hoja de ruta nacional.
Esta bajada viene a consolidar los avances que ya muestra el sector. «Por ejemplo, hay empresas que están ofreciendo servicios para la gestión de residuos de la construcción y demolición«, cuenta Pedro Plaza. «O empresas constructoras que han creado spin-off o pequeños emprendimientos que se dedican a la gestión de sus desechos».
Por su parte, Angela Oblasser, gerenta de Sustentabilidad de Fundación Chile, afirma que otra área con alto potencial es la de los aparatos y residuos eléctricos y electrónicos. «El mercado mundial de productos electrónicos de consumo actual tiene un valor estimado de mil millones de dólares y se prevé que continúe creciendo. En Chile, los estudios señalan que en 2017 se generaban en el país un total de 159 kilotoneladas por año de residuos de estos aparatos, equivalentes a 8, 7 kilos per cápita, lo que nos posiciona en el primer lugar en Latinoamérica, y con una tasa de reciclaje muy por debajo de la media global, con menos del 4,3%«, asegura.
Comenta que este tipo de aparatos «son una fuente de metales que representan una importante oportunidad económica, destacándose entre otros el cobre y el oro. Europa ya satisface la mitad de su demanda de cobre con cobre reciclado y se espera que el mercado mundial de reciclaje de desechos electrónicos se multiplique por seis en 2050«.
Apoyo público-privado
De acuerdo a Jesvana Pollicardo, para que surjan más iniciativas de EC es fundamental la colaboración público-privada, como la que lleva adelante la compañía en Diego de Almagro, Región de Atacama, con distintos organismos.
Pablo Terrazas está de acuerdo: «En particular, Transforma Economía Circular -que busca acelerar la circularidad en Chile fomentando patrones sostenibles de producción y consumo que aportarán a la mitigación y adaptación al cambio climático- nace a partir del desarrollo de la hoja de ruta convocada por el Ministerio del Medio Ambiente, el Ministerio de Economía, Corfo y la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático», explica.
Este programa, lanzado a fines de julio, trabajará con 14 de las 27 iniciativas que incluye la «Hoja de ruta nacional a la economía circular para un Chile sin basura«, principalmente aquellas que tienen un foco productivo y territorial, por medio de una colaboración público-privada que impulsará el desarrollo tecnológico, la innovación y la generación de emprendimientos circulares.
La meta es generar al menos 200 innovaciones chilenas en este ámbito, las que serán impulsadas a través de convocatorias como las de innovación abierta, retos de innovación, concursos anuales de ecodiseño y rondas de negocios con foco sostenible.
Proyecto circular en Atacama
En la comuna de Diego de Almagro, Región de Atacama, ACCIONA lleva a cabo una iniciativa para reutilizar más de 17 mil pallets de madera, correspondientes al 80°/o del total que se utilizaron para el transporte de los módulos fotovoltaicos de la Planta Almeyda.
Muebles de madera, huertos urbanos, ramplas para adultos mayores y personas en situación de discapacidad y sombreaderos son algunos de los elementos que han fabricado los vecinos que han participado en este programa de formación técnica en economía circular, quienes han sido capacitados para trabajar con este material.
Según explica Jesvana Pollicardo, subgerenta Social de ACCIONA Energía, algo que hace muy interesante este proyecto es que se sustenta en la participación activa de la comunidad local, así como en el trabajo colaborativo entre ACCIONA, el municipio de Diego de Almagro, la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile y la Escuela Nocturna de Obreros de la Construcción.
Este tipo de iniciativas -señala- responden a una mirada sustentable, que es transversal a todas las áreas de la compañía y que tiene a la economía circular como uno de sus ejes de acción.