La acción por el clima es el Objetivo de Desarrollo Sostenible que las empresas siguen empujando
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Reto fundamental
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Tomar decisiones que apunten hacia una reactivación sostenible, serán fundamentales para el éxito de la Agenda 2030 y, en ese camino, una de las prioridades es la acción por el clima.
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A pesar de los efectos devastadores del covid-19 en todos los sistemas económicos, sociales y ambientales, el cambio climático sigue siendo el desafío más importante del siglo XXI.
Las empresas así lo entendieron, y aun en crisis, continúan preparándose para los escenarios futuros y midiendo los impactos medioambientales que generan sus actividades.
Hoy son muchas las crisis que enfrenta la humanidad, sin embargo, la crisis climática sigue siendo el mayor desafío global del siglo XXI.
En los últimos meses, el covid-19 no solo ha demostrado que existe una vulnerabilidad y una falta de preparación para los riesgos sistémicos, sino que también ha dejado en evidencia la interconexión que existe entre los sistemas naturales, económicos y sociales.
De ahora en adelante tomar decisiones que apunten hacia una reactivación sostenible, serán fundamentales para el éxito de la Agenda 2030 y, en ese camino, una de las prioridades es la acción por el clima. Es esencial que el sector privado termine de incorporar los riesgos climáticos a su mapa de riesgos, incorporando la resiliencia en sus modelos de negocios y criterios de éxito, para minimizar así los impactos de peligros futuros, pero además para garantizar la prosperidad de las personas y el cuidado del planeta.
"En tiempos de pandemia la acción climática en el entorno empresarial, a nivel global, se ha mantenido, quizás un poco menos en el discurso, porque evidentemente la máxima urgencia ha estado en el cuidado de las vidas de las personas, en los empleos y en recuperar la actividad productiva", señala Gonzalo Muñoz, HighLevel Climate Action Champion de la COP25.
Junto a esto, explicó que se ha ido posicionando cada vez más el tema de las energías limpias, que se ha acelerado y ha aumentado la sensibilidad respecto del bienestar de la naturaleza. _"Se incrementó la preocupación y la conexión con los entornos naturales y, por lo tanto, la necesidad de preservar, recuperar, regenerar servicios ecosistémicos en todo el mundo.
Uno de los objetivos que se persigue, es evitar que vuelvan a surgir virus que migren de otras especies a los humanos, pero también existe una preocupación evidente, y una consciencia de que, para habitar este planeta, necesitamos aire, agua limpia, biodiversidad y una naturaleza estable"_, asegura.
Muñoz destaca la capacidad que tienen las empresas de analizar sus propias operaciones y de medir sus actividades para gestionar el impacto medioambiental que generan, así como la implementación de los criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG). "Esto permite que las compañías sean más resilientes, tengan un menor nivel de riesgo e, incluso, sean más atractivas para el sistema financiero. Al mismo tiempo, les permite adaptarse a las expectativas de sus públicos de interés, los que están cada vez más conscientes y sensibilizados, queriendo ser parte de la solución y no del problema".
En este sentido, impulsar la innovación y lograr la transición hacia una economía baja en carbono es clave. Si bien las metas globales y nacionales hablan del 2050, el World Business Council for Sustainable Development (WBCSD), organización a la que ACCIÓN representa en Chile, llama a las compañías a "comprometer acciones ambiciosas de aquí al 2030, para marcar pauta y para evitar un aumento en la temperatura de la tierra que supere los 1,5º".
"Sin duda, la reactivación de los negocios es fundamental, pero debe incluir necesariamente el cambio climático y el tránsito hacia las energías limpias. Esta es una oportunidad para nuestro país, cuya meta es alcanzar la carbono neutralidad al 2050, pues significa hacer las cosas de una manera distinta, la capacitación de colaboradores y la creación de nuevas empresas que puedan suplir la capacidad energética que se generaba con combustibles fósiles", afirma Marcela Bravo, gerenta general de ACCIÓN Empresas.
Pandemia e hidrógeno verde
La pandemia obligó a acelerar el teletrabajo, disminuyendo el desplazamiento de colaboradores a oficinas. "Nos dimos cuenta de que podíamos realizar nuestras actividades y ser productivos sin necesidad de movernos, prescindiendo de infraestructura y de vehículo. Las emisiones por desplazamiento bajaron, lo que -implícitamente- significó la inestabilidad del mercado de combustibles fósiles y la inversión en la producción de energías renovables", asegura Gonzalo Muñoz, High-Level Climate Action Champion de la COP25.
Según su visión, esto activó la agenda del hidrógeno verde, el que se produce a base de agua y electricidad renovable, en un proceso que no genera emisiones de dióxido de carbono, por lo tanto, permitiría tener una economía baja en carbono.
Debido al crecimiento de las energías renovables y a los bajos precios de venta de las licitaciones, se cree que Chile podría producir el hidrógeno verde más barato del mundo, introduciendo sus beneficios en industrias como la naviera, aérea y en la electromovilidad.
FUENTE: El Mercurio
Fecha: 04-11-2020